Una de las complejidades que implica un periodo de gobierno tan corto como el que se está planteando para el 2017 y 2018, necesariamente tiene que ver con el programa o plan de gobierno que se formule para ese periodo gubernamental tan corto. La clave del éxito o el fracaso que se tenga en esos dos años de administración, sin duda dependerá de la capacidad que tenga ese gobierno para plantearse una ruta mínima de trabajo de tal manera que le permita aprovechar al máximo el estrecho periodo de 24 meses.
La ley estatal de planeación actual mandata que el gobierno entrante dispondrá de un periodo de 4 meses contados a partir de la toma de su toma de posesión para establecer un sistema de planeación democrática basado en la participación y en la consulta pública ciudadana, a fin de que los más amplios sectores sociales tengan la oportunidad de expresar sus demandas de desarrollo en los mayores temas posibles: educación, salud, desarrollo económico, seguridad pública, protección civil, servicios públicos, finanzas públicas, desarrollo agropecuario, medio ambiente, gobierno y administración eficiente, contraloría social y fiscalización, y procuración de justicia, etc.
Sin embargo, dadas las condiciones extraordinarias que plantea tan corto periodo, como una excepción a lo que ordena la ley referida, tal vez sea conveniente que la administración que resulte elegida para cumplir con el gobierno constitucional en ese periodo de tiempo, obligadamente tendrá que pasar por alto dicho ordenamiento en función del tiempo efectivo de que dispone para gobernar. Para que se comprendan mejor las cosas, es como decidirse entre un falso dilema: ¿o se planifica o se gobierna?, va a ser muy difícil que se puedan dar las dos cosas a la vez.
Por ello será muy importante que los candidatos a gobernador para ese periodo, no importando el partido que los patrocine, sean capaces de integrar desde la campaña electoral misma una plataforma de gobierno que vislumbre la situación real del estado, el diagnóstico de la circunstancia en la que se encuentra el estado, es decir, sus principales carencias, debilidades, fortalezas y oportunidades. Es una tarea difícil y compleja, que requiere de experiencia y visión con el fin de empezar a trabajar a partir de la toma de posesión de la nueva administración que tan solo dispondrá de 24 meses para alcanzar sus objetivos planteados.
En esos dos años el tiempo correrá en contra, por lo que es necesario que a partir de las primeras horas la administración entrante ya debe tener claro el rumbo, además de saber el qué y el cómo –o al menos vislumbrarlo-, sin dejar de lado que deberá ser capaz para compaginar el calendario presupuestal de la federación con el del estado y el de éste a su vez con el de los municipios, es decir, desde el primer minuto deberá ser capaz de garantizar el flujo de dinero suficiente para cubrir pasivos con bancos y acreedores diversos, cuentas por pagar, compromisos y obligaciones presupuestales fijas (pago a maestros, sueldos de la burocracia, aguinaldos, compensaciones, etc.), y empezar a ejercer la inversión pública.
En esta circunstancia no hay ninguna posibilidad del año de aprendizaje, no hay tiempo ni para aprender ni para experimentar, sin contar además de que el segundo año de ejercicio de gobierno será un año electoral, es decir, será un año de campañas electorales, un año de mucha distracción y de mucho ajetreo político, dicho de otra manera, un año cuasi perdido según la tradición y que por esta vez se deberá buscar la reversión de esa nefasta tendencia.
Dos años no son tiempo suficiente para plantearse la transformación del estado, pero ese corto periodo bien administrado debe servir para sentar las bases de un despegue y el planteamiento de una nueva ruta a seguir. Cualquiera que sea el triunfador para gobernar a Veracruz durante ese periodo de tiempo, no puede perder el tiempo restándole a su espacio efectivo de administración 4 meses para impulsar un sistema de planeación democrática basado en la consulta pública. Esa condición deseable y necesaria para un periodo normal de 6 años de gobierno, por esta única ocasión deberá ser exceptuada, por la simple y sencilla razón de que no es posible realizarla.
Relevos australianos.- Quien de los futuros candidatos en el 2016 sepa leer las nuevas dinámicas y las nuevas condiciones electorales del país, e intuya cómo materializarlas en una oferta novedosa y efectiva de gobierno, tendrá una buena parte de la elección ganada.

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@marcogonzalezga