En la Dirección General de Transporte del Estado, que dirige López Santoyo, aun no tienen muy clara la ley que obliga a las entidades públicas (sobre todo) a reservar los datos privados de quienes solicitan hacer algún trámite.
Y es que en las licencias de manejar, a las que acaban de subirles el precio, al igual que a las multas, no permiten al usuario elegir si se deben mostrar o no datos tan privados como la dirección o el tipo de sangre. Entendemos que en una emergencia es vital, por lo mismo, se podría elegir entre mostrar el tipo de sangre o mostrar un número telefónico de emergencia.
Lo cierto es que la gran innovación del reglamento de tránsito se echa a perder de esta manera.

El dólar

Durante este 2015, el dólar ha estado bastante inestable y el peso ha tenido una tendencia desfavorable. A inicio del año, el dólar estaba a 14.7 pesos. Hoy está a 16.7, lo que significa un retroceso de 13.5 por ciento de nuestra moneda con respecto a la moneda gringa. En torno a estos números se puede opinar lo que se quiera, incluso en tintes positivos, pero la realidad cotidiana del país no miente.

Cobro de comisiones

Además, los bancos, sobre todo los españoles, no tienen vergüenza al cobrar altas comisiones a los usuarios, así como a las entidades públicas, a las que por cierto, tampoco deberían de cobrarles dada la magnitud de las cuentas que operan los banqueros.
Pero sin duda, los banqueros son los peores estafadores del mundo, ya que acumulan gran cantidad de riqueza al tiempo que no producen. Los intereses no generan riqueza.

Un poco de historia

Hablando de banqueros, en febrero de 1814, un hombre que se hacía llamar Du Bourg llegó a Dover, Inglaterra, anunciando la “buena noticia” de que Napoleón había sido asesinado y los Borbones habían retomado el trono de Francia. La noticia llegó a Londres, en donde aparecieron supuestos militares franceses uniformados, celebrando la restauración.
Con la llegada de la noticia a Londres, el valor de los bonos del gobierno se disparó en la Bolsa de Londres. Sin embargo, pronto se confirmó que las buenas noticias eran falsas. La guerra continuaba y no terminaría hasta el siguiente año, en Waterloo.
El gobierno investigó el caso, dando con una red de varios gentlemen ingleses, encabezada por Thomas Cochrane, que había comprado los bonos una semana antes del fraude, vendiéndolos a precios estratosféricos una vez que las noticias falsas afectaron la Bolsa de Londres. Aunque fue hallado culpable, Cochrane no tuvo que cumplir su condena debido a su fama. Éste era el poder de la información en 1814. ¿Qué se puede hacer con ella hoy, dos siglos después?
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