Estamos en el país de las vanalidades. Lo que verdaderamente importa siempre está en segundo término, los ciudadanos o el gobierno, jamás le prestamos atención. Y por eso siempre llegamos tarde a la modernidad, o a la solución de nuestros problemas. Jamás prestamos atención a lo que sucede fuera del país, salvo algunas noticias del imperio, y mucho menos analizamos lo que funcionó en otros países, para comenzar a aplicarlo en el nuestro.

Ejemplos hay miles, tan sólo lea las declaraciones de los políticos y funcionarios públicos del nivel que guste usted, desde el presidente de la República, hasta el más humilde alcalde o regidor. O lea declaraciones de funcionarios de cualquier nivel y de cualquier poder. O lea opiniones de líderes ciudadanos, empresariales, sindicales, de ONG´s, etc. Siempre estamos perdidos en el análisis superficial, perdidos mirando nuestro propio ombligo, en lugar de voltear al mundo, ese mundo que tenemos al alcance de la mano gracias a las comunicaciones actuales.

Que el petróleo ya no es ni será por mucho tiempo, el motor del gasto público, y generador de dólares, es sabido por todos, pero, ¿qué lo sustituirá? Lo seguro es que el estado sólo podrá subsanar el hueco de sus finanzas mediante mayores cobros de sus bienes y servicios, o mediante el alza de impuestos… Aunque también cabría la posibilidad de reducir la corrupción e impunidad, con lo cual tendríamos ahorros superiores a lo que ingresa por petróleo a las finanzas públicas. Pero ese combate no es tema de la opinión pública, ni agenda de nadie. O casi de nadie.

Que México obtenía sus divisas hasta 1970 de los productos primarios, y que tiene un potencial enorme de desarrollarlos de nuevo. Sí, pero a nadie le importa. No importa que cada día se deforesten territorios del tamaño de los municipios más grandes. No importa que se contaminen las aguas que pueden servir para regar y producir más y mejor en el campo mexicano. No importa que hayan pasado cuarenta años desde la última especie vegetal desarrollada por y para el campo mexicano. Mientras Costa Rica, Colombia, Brasil, y muchos países, tienen centros de investigación para desarrollar especies mejoradas de sus productos agrícolas, silvícolas y ganaderos, en México seguimos prestando atención a la distracción de la semana. Sin considerar que el campo además de proporcionar alimento a precios en pesos (no en dólares) es intensivo en el uso de mano de obra, y una solución parcial al problema de desempleo, adicionado a que se puede volver a convertir en un motor de desarrollo económico. Pero eso no importa, lo que importa en las políticas económicas es la exportación de vehículos. No hay capacidad de observar más temas de desarrollo económico, ni en el gobierno ni en la sociedad.

¿Qué modelo de desarrollo buscar? Japón, Korea del Sur, y ahora China nos están demostrando el camino, a pesar de estar muy lejos del principal mercado para sus productos, como lo es EEUU y el segundo que es Europa. Nosotros estamos junto a los gringos, y con muchos tratados comerciales con Europa, es decir podemos aplicar su modelo de desarrollo y elevar el nivel de vida de los mexicanos. Sin embargo, parece muy difícil para nuestro entorno político y social elevar el nivel educativo de los mexicanos, comenzar primero a maquilar con calidad y posteriormente a sustituir importaciones y producir en México lo que el mundo demanda. Tenemos un nivel educativo a nivel de los países de África. La comprensión de simples frases u operaciones matemáticas de primaria es mínima, al grado que se considera un desastre la incapacidad de lectura y de abstracción de los jóvenes mexicanos. Sin embargo, esto no importa ni a padres de familia ni a autoridades que planean el futuro de nuestro país. Apenas Nuño está comenzando a aplicar la reforma educativa, y todavía no sabemos si es el peleador del equipo de Peña, o si en realidad está buscando mejorar la educación en el país.

El presupuesto que le asignamos a investigación y desarrollo en el país es mínimo. No representa ni el 5% de su equivalente en países desarrollados. La cantidad de científicos por cada cien mil habitantes en México es de 21, cuando en economías desarrolladas es de más de 325. China tiene más ingenieros que población tiene México. Estas cifras por sí mismas debieran de espantar a cualquiera, y motivar a los padres a buscar que sus hijos estudien ciencias o ingenierías, ya que son las carreras con mayor futuro en el país. Sin embargo, a nadie importa, y seguimos hundidos en la más terrible mediocridad.

Nos quejamos de que México no avanza en el concierto de naciones, empero, los mexicanos no hacemos nada para cambiar la situación. Tan sólo nos entretenemos con vanalidades, con cuestiones superficiales, con análisis a bote pronto, sin llegar al pleno conocimiento de las cosas, para primero entender la problemática y posteriormente buscar soluciones de fondo. Y así, nos estamos preparando para votar en 2016, 2017 y 2018.

Dice un amigo cuando opina de la sociedad norteamericana y su amor por Trump, o Cruz: ¨a) Se fanatizan con un partido de igual o peor manera que con un equipo de futbol. b) Se fijan en lo superficial, en lo que la mercadotecnia quiere que se fijen, en lugar de las propuestas y el sentido común…¨

Y sigue: ¨Alguien puso un meme donde dicen que estas votaciones en los EEUU son como un examen de inteligencia ante la humanidad, y parece que lo van a fallar. O como die Bill Maher, siguen demostrando que los EEUU es un país lleno de gente estúpida. Todo esto me duele, porque de igual manera se podría aplicar a México. Te mando un abrazo José Miguel¨.

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