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Crónica del Poder

Don José Landa Ortega sufrió un infarto cerebral en 2004. Hace dos años, debido a una trombosis, le fue amputada la pierna derecha. Pero ya está en tratamiento en el Centro Municipal de Desarrollo e Investigación Protésica que instaló el Ayuntamiento de Xalapa que preside el alcalde Américo Zúñiga Martínez, donde le colocarán una prótesis, porque quiere regresar a trabajar al campo.

A sus 67 años de edad y en esta condición, “se esfuerza mucho, le echa muchas ganas; él solito se cambia, se asea. Es muy alegre, nos anima mucho. Si le van a tomar una foto, siempre posa. Gracias a Dios, ha sido un gran ejemplo para nosotros”, expresa su hija, Teresa Landa García, la mayor de diez hermanos, quien lo acompaña a sus terapias.

A pesar de perdió el habla, don José siempre se da a entender. Desde su silla de ruedas, la cual espera dejar muy pronto, sonríe y asiente a lo que Teresa cuenta de él. A petición de ella, entrelaza los dedos de ambas manos, estira los brazos y los levanta hasta donde más puede. Va venciendo la dificultad para cualquier movimiento, las secuelas que le dejó la enfermedad.

Desafortunadamente, no le hemos dado toda la atención que quisiéramos –reconoce la hija-, porque mi madre, quien es hipertensa y padece osteoporosis, sufrió un infarto cerebral hace dos años, y también estamos al pendiente de ella, situación por la que además tiende mucho a deprimirse.

Siempre inquieto, el hombre preguntaba si había una silla eléctrica o alguna otra forma para que pudiera caminar, porque lo que él quiere es salir y trabajar. “Durante estos años, sin que lo lleváramos a terapia, a pesar de que tenía paralizada la pierna, se ha esforzado por desplazarse”.

Pero cuando la familia supo de la oportunidad que brinda este centro de atención, no dudaron en acudir, ya que “nuestra ilusión es que pueda volver a caminar; antes lo intentaba, a pesar de que su pierna no le ayudaba a causa de la parálisis, la arrastraba. El lugar donde vivimos está muy complicado para que él se mueva con su silla de ruedas, pero aun así anda casi por todos lados”.

En el Centro Municipal de Desarrollo e Investigación Protésica los han tratado “muy bien, son muy amables. Es una bendición desde el día que vinimos. Se va uno muy entusiasmado por la atención que brindan acá. Dice que si le ponen su prótesis, se va a Naolinco a hacer lo que antes hacía. Está muy entusiasmado”.

Don José se ve a sí mismo como un hombre que está hecho para mantenerse en pie. Al final de la entrevista, para sorpresa de quienes le vieron, apoya sus manos en el apoyabrazos de la silla de rueda, con esfuerzo se levanta y logra mantenerse erguido sobre su pierna izquierda durante unos segundos. Sabe que pronto prescindirá de ella y volverá al campo.