“Tengo un sueño, que un día sobre las colinas de Georgia los hijos de quienes fueron esclavos y los hijos de quienes fueron propietarios de esclavos, serán capaces de sentarse juntos en la mesa de la fraternidad”

Martin Luther King.

Algo está pasando en los EEUU y no es cosa menor. Las manifestaciones en Dallas, Texas, del movimiento Black Lives Matter (las vidas negras importan), contra la violencia policial del jueves 7 de julio pasado–como respuesta a la muerte de dos hombres negros en manos de la policía 48 horas antes–, trajo como consecuencia otra tragedia. Durante la protesta que congregó unas 800 personas en el centro de la ciudad, fue aprovechado por un francotirador que operó en la clandestinidad, para disparar y matar 5 policías y dejar otros 7 gravemente heridos.

Tales hechos nos demuestran que existen factores que están provocando el rechazo de la población contra las fuerzas del orden (llámese policías o soldados), en virtud del abuso de su autoridad para someter o matar a negros, hispanos, migrantes, incluso, a personas que pertenecen a grupos vulnerables de esa nación.

Pero toda esta violencia tiene sus causas en un fenómeno, que puede ser denominado: racismo, segregación o discriminación racial, etc., que puede tomar tintes extremos (xenofobia) y que sumado a la descomposición social pueden llevar a la alteración del orden y la paz de toda una nación.

Pero analicemos primero lo que significa el racismo y sus conceptos asociados.

Racismo, es una doctrina que exalta la superioridad de la propia raza frente a las demás, basándose en caracteres biológicos[1]. Por lo tanto, es necesario conocer lo que no es racismo, para distinguir el concepto de otros con los que tiene relación.

  1. Se tiende a confundir el concepto con la intolerancia, es decir, con cualquier forma de exaltación u opresión de una minoría, así mismo, con la persecución social o política, religiosa o sexual.
  2. Igualmente cuando se asume como una forma de heterofobia que se manifiesta en la desconfianza, desprecio, rechazo o miedo a lo diferente, confundiéndose con el particularismo, etnocentrismo, profesionalismo, etnofobia, o incluso el machismo.
  3. Cuando se toma para describir la desigualdad, que lleve a la atribución del status diferencial a otros grupos en función de su pertenencia a una comunidad determinada, generando su explotación o segregación, aquí se confundiría con discriminación, desigualdad social, económica o jurídica;
  4. Cuando se confunde con cualquier modo de naturalizar las diferencias entre los grupos humanos: el nacionalismo o las formas extremas de relativismo cultural.

Los grados extremos en el racismo llevan a la xenofobia,–odio u horror a los extranjeros– y a la segregación racial, que es una derivación de la segregación social, considerada como la separación de los individuos que integran una comunidad –heterogéneos o no similares–, en función de criterios o prejuicios ideológicos, étnico-culturales, religiosos o de otra naturaleza. Igualmente el concepto prejuicio racial, que se refiere a aquellas actitudes afectivas, que predisponen a las personas frente a otras que consideran inferiores o superiores (por razones físico-biológicas, económicas o sociales). Por lo tanto, describir estos términos nos ayudan a entender los comportamientos humanos de discriminación, crítica, rechazo o agresión hacia nuestros semejantes.

Pero ¿desde cuándo existe este fenómeno? Antes del siglo XV, se desarrollaban prácticas y acciones en las diferentes culturas del mundo que reflejaban la división de sus sociedades en distintos grupos llamados razas, mismos que compartían ciertos atributos y que en función de sus propias comparaciones se atribuían como superiores o inferiores.

El racismo como concepto se presenta ya después de ese siglo en Europa al lograrse las colonizaciones de los países que lograron conquistas extraterritoriales en el mundo. Dicho dominio hacía que los habitantes vencidos quedaran a merced de los vencedores, que una vez establecidos realizaban las “limpias”, en donde los locales expulsaban a mataban a todos los que consideraban diferentes.

Un ejemplo clásico fue en España en ese siglo, donde imperó la llamada “limpieza de sangre”, que hacía que se ordenara la persecución, expulsión y muerte de cualquier judío que ahí habitara. De ahí nacieron los “Estatutos de limpieza de sangre”, en donde se investigaba si las personas tenían sangre judía, mora o hereje. En los siguientes siglos se institucionalizaron otras formas de discriminación y racismo producto de la dominación colonial, tales como el jingoísmo (expansión sobre otras naciones) y al genocidio (exterminio de razas).

A finales del siglo XIX la ideología racista se consolidó con la publicación del libro de Houston S. Chamberlain, así como de los escritos del francés Joseph Arhur de Gobineu, que exaltaban el papel de los pueblos germánico-nórdicos, como representantes auténticos de la “raza aria” considerándola superior a todas las demás. Incluso afirmaban que la entrada de los pueblos germanos en la historia había significado un “ascenso de un nuevo mundo”, extendiendo la civilización europea hacia otras latitudes permitiendo así el “ascenso gradual de un mundo teutónico (civilización alemana)”.

Otros ejemplos se encuentran en Asia menor, donde el Imperio Otomano justificó durante 6 siglos, primero la dominación y después el exterminio contra otras razas a fin de limpiar su imperio, que finalmente fue vencido y sus territorios se fueron independizando hasta casi nulificarlo. Igualmente los europeos que ejercieron su superioridad sobre los africanos para colonizarlos y repartir sus tierras, como igualmente los europeos que lo hicieron en América, entre ellos los españoles que dominaron parte de Norteamérica y Centroamérica, los portugueses en la parte sur, los franceses en la parte extrema de la zona norte, Inglaterra que estableció 13 colonias en lo que hoy es la parte este de los Estados unidos, etc. Estos hechos significaron avances de los países colonizadores, que al imponerse sobre nuevos pueblos dejaron en ello actos de genocidio y destrucción de otras culturas en el mundo.

Con la dominación española en Latinoamérica y en particular en nuestro país, imperó su religión y nuevas formas culturales que cambiaron la dinámica del trabajo, de la familia y la educación que estaba asociada a la evangelización. Pero igualmente se aplicó “la limpieza de sangre” para lograr prevalecer las razas “puras”; blancos, indios y negros. Por supuesto la “raza blanca” se consideraba superior frente a otras, dando entrada a un “sistema de castas o razas”, que prohibía las mezclas y siendo castigados los que lo intentaran.

Sin embargo, pese a la prohibición y a las consecuencias legales, los varones españoles solían poseer a las indias o a las esclavas africanas, así como los “cruzados” que mantenían relaciones sexuales entre sí. De esta manera surgieron otras clasificaciones: mestizos, mulatos, castizos, criollos, entre otras. Con el tiempo, ello se generalizó y dio pie a que surgieran nuevas exclusiones y segregaciones raciales.

Pero volviendo a los Estados Unidos de Norteamérica, fue uno de los países donde se marcó considerablemente ese fenómeno, porque aun habiéndose eliminado la esclavitud en 1865, existieron grupos como el Ku Klux Klan—primera generación que llegó a tener 4 millones de miembros- que emprendió una lucha frontal contra los negros. Esta primera generación duró hasta aproximadamente 1882. Pero resurge en 1915 con la tendencia antisemita, anticatólica y antiinmigrante. Dicha organización tuvo fragmentaciones surgiendo así, “la Legión Negra” que se convirtió en una fracción violenta y criminal, especialmente en la parte media-oeste de ese país, prevaleciendo hasta 1930 en que se diluye aparentemente. De 1950 en adelante muchas fracciones heredadas del KKK, se involucraron para luchar contra los movimientos a favor de los derechos civiles y como ellos otros personajes que desde el poder continuaban practicando la segregación racial, expresada en separación de espacios, servicios y trato desigual en las leyes para ciertos grupos de acuerdo a su ascendencia.

De ahí que surgieran voces que se revelaran, como el de Rosa Park que en 1955, por el hecho de rehusarse a ceder el lugar en el autobús a un blanco, fue detenida, enjuiciada y sentenciada por violar una ley local. Tal incidente provocó un boicot, de la comunidad negra a los autobuses de Montgomery encabezado por Martin Luther King, para protestar contra la segregación de negros en sus líneas, que duro más de un año y que finalizó con la abolición de la ley local de segregación entre afroamericanos y blancos. Sin embargo en el resto del país continuaban las discriminaciones a los negros, fortaleciéndose así el Movimiento a favor de los Derechos Civiles que dura entre 1955 y 1968, extendiéndose a los estados del sur y fronterizos de esa nación, tales como Mississipi, Alabama, Atlanta, Georgia, Carolina del Norte, y así sucesivamente avanzando rápidamente en el resto del país.

La marcha de Washington de 1963, con más de 200 mil personas, sería el último indicio de presión para lograr la Ley sobre derechos civiles, en el gobierno de John F. Kennedy; y ahí frente al monumento a Abraham Lincoln, Luther King pronuncia su histórico discurso “yo tengo un sueño”.

Luego entonces, el racismo, la segregación o el prejuicio racial en los EEUU generalmente son estados influidos y acentuados por las circunstancias sociopolíticas y económicas. Y hoy los tiempos electorales que vive este país con miras a elegir un nuevo Presidente o Presidenta, lo están haciendo propicio particularmente porque al adoptar uno de sus candidatos, actitudes devaluatorias y demostraciones públicas de rechazo a grupos minoritarios, sin duda alienta a los grupos ultra conservadores –que siempre han existido en esa nación–, haciendo evidente su animadversión, que ha dividido la nación en posiciones e ideologías extremas, siendo un modelo a seguir en ciertos grupos que ejercen y abusan de su autoridad sobre esas minorías, (policías, soldados, grupos sectarios, etc.),utilizando la violencia y el crimen.

Hoy, grupos como los Skinheads, identificados como “neonazis” están organizados y actúan en la clandestinidad; o los sobrevivientes del Ku Klux Klan (en su tercera o cuarta generación) con sus derivaciones, que buscan en el presente, revancha aprovechando la polarización política como clima propicio para canalizar frustraciones y que está contribuyendo al clima de descomposición social que prevalece en una buena parte de los Estados Unidos.

Pero las cosas podrán mejorar o empeorar para esta nación, a partir de noviembre con el cambio de gobierno, y sus habitantes hacen votos porque la civilidad se imponga sobre el autoritarismo y esta mala racha se supere. Porque un país como los Estados Unidos de Norteamérica, que se quiera o no reconocer ha sido generoso por siglos con propios y extraños radicados en éste, –que les ha abierto en el pasado las puertas–, no puede darse el lujo de aceptar políticas retrogradas, porque sería negar el esfuerzo de muchos hombres y mujeres de bien que dieron su vida en la lucha por los derechos civiles y que construyeron las bases libertarias y de justicia, en las que hoy se asienta.

Gracias y hasta la próxima.

[1] Wordreference, http://www.wordreference.com/definicion/racismo