Autor: Rodrigo Montoya Rivera

Columna: Ideas

Recientemente, las fuerzas políticas de nuestro país han sido puestas a prueba en elecciones en 11 estados la República Mexicana, al disputarse elecciones a Gobernador, y en algunas, se eligió también a los diputados que integrarán el poder legislativo, por lo que los resultados dejan, entre otras muchas cosas, lesiones y opiniones importantes sobre lo que se debe, se puede y no se puede hacer en la labor política, si es que se quieren aterrizar buenos resultados.

La política en México, necesita urgentemente una reestructura, enfocada a la búsqueda de nuevas formas de trabajar y de acercarse a la gente, pues ganarse la confianza de la población debería ser una de las prioridades que cada dirigente de partido debería tener en mente, ya que un periodo fuerte de elecciones, s encuentra a la vuelta de la esquina, y cuando menos lo esperemos, estará tocándonos los tobillos.

En ese tenor, las dirigencias partidistas deben buscar nuevas formas de crear conexiones con los ciudadanos; la gente quiere ahora política madura, políticos honestos y que sean provenientes de la ciudadanía, que tengan un acercamiento constante con la población, pues esa es la razón por la que el nivel de hacer política en nuestro país, ha ido bajando constantemente, por esa misma razón, quienes son los encargados de hacer política en México, deben saber que se enfrentan a un gran reto.

Dicho lo anterior, podemos decir que Enrique Ochoa Reza, Ricardo Anaya y la reciente Alejandra Barrales, presidentes del PRI, PAN y PRD, respectivamente, tienen un importante labor política en nuestro país, la cual consiste en reinventarla. Ochoa Reza, se ha pronunciado a favor del acercamiento ciudadano como una nueva cara del partido frente a los retos del país; el PAN de Anaya, se pronuncia a favor de servidores públicos comprometido son su país y Alejandra Barrales tiene la tarea de levantar al debilitado PRD.

De lo anterior, podemos concluir que estos personajes son la cara política del presente en nuestro país, rostros nuevos y con ideas nuevas, con proyectos diferentes, que empleados con inteligencia, pueden dar resultados certeros. Esta es la cara que los ciudadanos desean, las prácticas y las formas viejas de hacer política deben erradicarse para siempre, y darle cabida a las nuevas mentes, las que traen consigo otra visión de lo que pasa en México y mejor aun, de lo que se puede hacer para solucionar las grandes exigencias del país.

El ciudadano quiere política nueva, no quiere ver a los de siempre vivir del erario público y enriquecerse a costa del esfuerzo de los ciudadanos, pues si bien los tiempos de México exigen renovación, los partidos también deben tener en cuenta esta premisa.

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