Buen día muy apreciado lector:

De todo lo que hemos observado, relatado y publicado sobre el acontecer de la vida pública de Veracruz, lo visto en cuando menos los últimos diez años nos pone los pelos de punta y de plano, este reportero confiesa que, como Tomás Méndez, “hay momentos”, en que “quisiera mejor” rajarse. Tirar la toalla, olvidarse del periodismo.

Leí hace poco en El País de España que el pensador argelino Albert Camus concebía al periodismo como “el oficio más hermoso del mundo” y a los periodistas como “historiadores de nuestros días”, ¡qué bonito!, pero suena nostálgico.

Efectivamente así lo viví y así lo concebí desde mis primeros amaneceres en la imprenta de Hidalgo 11, y el consecuente, expectante y hasta un poco atemorizante camino hacia las oscuras calles de Acayucan, para ir junto con Pedro, mi hermano, y posteriormente cada quien por su ruta como voceadores, a vender “El Mensaje” de mi padrino Angel Leodegario Gutiérrez Castellanos.

“Yayo” con su equipo alborotaba Acayucan, “Yayo” en su periódico escribía ese tramo de la historia de Acayucan.

Vinieron los años del aprendizaje del reporteo en la escuela “normal” de Avila Camacho 3 en Xalapa, con las enseñanzas de Don Rubén, Don Herminio, Froylán y Homero, para concretar el oficio de contarle al lector, con la seriedad necesaria, historias que la sociedad quería conocer acerca del acontecer cotidiano.

Pasaron años de largas jornadas periodísticas con el habitual reporteo, campañas políticas, entrevistas, información de primera que posicionó a aquel equipo como nunca en los cuernos del exigente pero noble periodismo veracruzano.

Años después llegamos a tiempos políticos que nadie hubiera querido vivir: la etapa del desencanto.

El tiempo del temor, el tiempo de la indignación y la rabia.

A ese tiempo de sucesos que agravian e indignan a la sociedad, pero también apenas al tiempo en que la sociedad se desquita y se cobra de la única forma civilizada posible en que lo puede hacer un colectivo.

En esta lamentable etapa muchos periodistas han resultado ultrajados.

Buscando sobre el tema, en la red de redes encontré el artículo “Crítica y reivindicación del periodismo”, de Jesús Maraña, periodista y director editorial del portal infoLibre, donde habla de una “tormenta perfecta” del periodismo en España, con situaciones que palidecen frente a lo que hemos vivido los periodistas veracruzanos.

En ese trabajo comenta lo afirmado por José Martí Gómez  en su libro “El oficio más hermoso del mundo” y Nativel Preciado, “veteranos y excelentes periodistas” que cuentan que el periodismo español ha sufrido un tsunami.

Como si estuvieran describiendo parte de esa cruel realidad veracruzana señalan:

“En un paisaje de escombros se divisan las ruinas de grandes grupos editoriales mientras se levantan aquí y allá nuevos medios digitales con recursos limitados.

“Ni ha terminado de morir un sistema que enfermó hace ya muchos años ni se sabe aún cuánto logrará crecer el recién nacido.

“Abundan los análisis de gurús que reparten culpas o vaticinan nuevas revoluciones. Mientras tanto, miles de periodistas en lo mejor de sus trayectorias vagan como zombies porque las empresas respondieron a la crisis desechando precisamente la materia prima de su negocio: la información, y los profesionales que la manejaban se han visto despedidos, prejubilados o forzados a colaborar en cinco cabeceras para reunir un salario mileurista…”.

Más adelante se preguntan al igual que haríamos acá en la aldea: “¿Qué debemos hacer para convencer a los ciudadanos de que un buen periodismo es más necesario que nunca como arma de defensa democrática contra los abusos del poder?.

Los peligros del periodismo, según Camus, eran: “someterse al poder del dinero, halagar, vulgarizar, mutilar la verdad con pretextos ideológicos: el desprecio al lector. En cambio, una prensa libre, inteligente y creativa respeta a las personas a las que se dirige y cuando lo hace, es el oficio más hermoso”.

Es precisamente ese el reto de las nuevas generaciones de periodistas. Maraña precisa que Martí Gomez considerado el mejor reportero español de todos los tiempos, destaca en su libro que “la elección no es simplemente estética o vocacional”.

“Se trata de una reivindicación ética del ejercicio del periodismo como oficio, con todo lo que eso conlleva de autoexigencia, de pasión por el detalle, de curiosidad enfermiza por conocer lo que pasa y por entender por qué pasa. Y contarlo cumpliendo el papel que Camus otorgaba a los periodistas como historiadores de nuestros días”.

Finalmente, entre otras cosas Jesús Maraña advierte a “quien quiera entender en qué consiste, o debería consistir, la labor del periodista”, que en el ensayo de Martí Gómez tiene una estupenda hoja de ruta:

“Tras su paso por distintas corresponsalías, el reportero vuelve al reporterismo de lo más cercano, y los capítulos dedicados a analizar, con ejemplos concretos y muy útiles confesiones, la teoría y la práctica del periodismo de investigación, son imprescindibles para distinguir la filtración dirigida a desviar el foco de la búsqueda documentada de una verdad. O para saber confiar más en la palabra de una fuente absolutamente fiable que en esa doctrina de contrastar en cinco o en siete voces lo que no sirve sino para reiterar una media verdad”.

Ojo chavos.

Mientras tanto mi respeto y felicitación al licenciado Melitón Morales Domínguez, en el 38 aniversario de su árdua lucha en el periodismo veracruzano con una Revista de alto nivel, como lo es Análisis Político. Igualmente a su esposa la Maestra Elvia, a sus hijos Antonio y Alejandra, siempre recordando a Claudio que se nos adelantó. Y al director Enrique Olivera.

Tenga el lector una semana de paz y armonía en su hogar.

gustavocadenamathey@hotmail.com