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Busqué en el diccionario la definición de familia, en ninguna de sus definiciones se limita a un padre y una madre, sin embargo miles de personas salieron el sábado 10 de septiembre a marchar en contra de los derechos de otros bajo el argumento de defender a la familia utilizando distintos puntos: que los niños merecen mamá y papá, ¿dónde están los padres de los 1.8 millones de huérfanos en el país? Si bien los motivos de orfandad pueden ser diversos, lo cierto es que como sociedad no hemos cuidado de la niñez de quiénes se han quedado desprotegidos, a la mayoría de personas les basta una moneda para adormilar su conciencia y sentir que se ha hecho algo por ellos.
Otro punto que defendía el Frente Nacional por la Familia era la familia tradicional ─Para ellos una formada por la unión de hombre y mujer─, ¿y qué pasa con el resto?, es cierto que abundan los matrimonios entre hombre y mujer, pero también es un hecho que se ha incrementado el número de divorcios, 19 de cada 100 parejas se separan, y en estos casos la familia cambia. Hay más de 5 millones de madres solteras en el país y también son rechazadas por múltiples religiones, mas no por eso dejan de ser una familia.
Lo normal para los distintos grupos religiosos es promover la unión de hombre y mujer que permite la reproducción, el amor limitado a parejas heterosexuales, ¿acaso no estamos en el siglo XXI?, defenderé siempre la libertad de expresión y creo que cualquiera está en su derecho de luchar por su opinión, ¿pero qué pasa con los derechos humanos?, la comunidad LGBT merece el mismo respeto y derechos que cualquier ser humano. Lila Downs publicó en su cuenta de Twitter una imagen de la familia normal: dos calaveras grandes simulando los padres y una pequeña el hijo. No se distingue el sexo porque es indiferente, #AmoresAmor tuiteaba el mismo Miguel Ángel Mancera y miles de personas defendiendo el matrimonio igualitario.
En la actualidad es tan complicado tener una opinión porque todo violenta a una comunidad u otra, confieso que tengo una formación religiosa muy fuerte, sin embargo me cuesta creer que las personas que se manifestaron en 70 ciudades del país consideren que un Dios les pide juzgar y castigar a quienes aman, los discursos de odio e intolerancia más grandes de la historia comienzan así, tratando de hacer distinciones absurdas entre unos y otros.
Un medio de noticias satíricas señalaba en la nota “Primeras imágenes de la marcha por la familia” fotografías de eventos años atrás en los que las personas se atacaban entre sí y que ahora vemos con horror como el Ku Klux Klan que perseguía a las personas de color; los soldados nazi, atacando a otros por su religión; e incluso los simpatizantes de Trump, discriminando a otros por su origen latino.
¿No resulta irónico que nos moleste ser atacados por nuestro origen pero seamos incapaces de aceptar la diversidad en otros puntos?, Ricardo Cucamonga, reconocido caricaturista mencionaba la ironía de México, un día lloramos y adoramos a un cantante como Juan Gabriel y al otro se manifiestan para que personas como él no tengan derechos.
Lo normal no debería ser limitar los derechos de otros, sino promoverlos, buscar que los niños crezcan con educación para que puedan pensar por sí mismos y tengan el mejor desarrollo, algunos dirán que incluso para que aprendan a escribir pues muchas de las pancartas que portaron el sábado estuvieron plagadas de errores ortográficos, la más famosa en redes fue: “nesesitamos papá y mamá” y alguien replicaba que lo que necesitan realmente es una escuela y buenos profesores.
Lo normal son las familias diversas, porque creo que #TodosSomosFamilia es un hash tag más acertado a nuestra realidad, los niños deben crecer en ambientes que les permitan ser felices y crecer con la libertad de ser ellos mismos, en España cerca de 50 jóvenes se suicidan al año por no ser aceptados por sus preferencias sexuales y 950 lo intentan, las estadísticas en nuestro país y el resto del mundo no distan mucho de éstas, lo cual, debería ser el verdadero punto de alarma y por lo que deberían hacerse manifestaciones, por el derecho a ser feliz del prójimo.
El principal mandamiento de la mayoría de religiones es “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” sin embargo cada vez somos más incongruentes como seres humanos y atacamos lejos de amar. Con esta columna no intento limitar la opinión de otros, sino promover lo justo. Lo normal para mí es el respeto, la libertad y la tolerancia, eso que nos distingue en el reino animal, ser humanos y entender que todas las personas merecen ser tratadas por igual, ello incluye brindarle los derechos que les corresponden, todos tenemos derecho al amor y una familia, pero sobre todo a ser nosotros mismos, basta de ser verdugos y jueces de la vida de otros y ocupémonos de las nuestras.