Buen día apreciado lector:

Enfrascados entre metralla y tambores de guerra, al parecer a los veracruzanos se nos olvidó el fervor por los símbolos patrios.

Por el contrario, los enconos partidistas y los errores de los gobernantes que peligrosamente dividen y aceleran a la población, están orillando al preocupante desprecio por nuestro sistema de gobierno, reflejado en las redes de la internet por un alud de comentarios burlones y de críticas.

Prevalece el ambiente del poco entusiasmo y hasta del desinterés por nuestros valores patrios.

La sociedad ya no se acuerda o no puede o no quiere adornar como antes las fachadas de sus casas, casi no se ven adornos festivos de banderitas tricolores; a casi nadie se le ocurrió hacer el convivio de la “noche mexicana”, menos escuchar los poemas de la “Suave Patria”, de Ramón López Velarde o “México creo en ti”, de Ricardo López Méndez que tampoco se escuchan en la radio.

Es muy importante que sobre todo los maestros se pongan a motivar insistentemente a los adolescentes en la veneración por los símbolos patrios.

Leí hace poco en El Siglo de Torreón que «los honores a la bandera, las posiciones corporales cuando se interpreta el himno nacional, el respeto que se debe a personas, instituciones y símbolos que representan ese sentir común en torno a la patria, no pueden ser vistos como simples reminiscencias de tiempos pasados, o bien obsesiones de personas neuróticas”

También se hacía notar que las formas externas de manifestación del respeto a los símbolos nacionales son simplemente reflejo del auténtico sentir interior de la persona en torno a valores implícitos en ese patriotismo serio y profundo que no es sino el compromiso de vida solidaria con quienes se encuentran más cerca de uno, en virtud de los vínculos de sangre, de historia, de cultura, de lengua y de religión.

Pero no solo los maestros, todos tenemos la responsabilidad de desarrollar una cultura de manifestación externa del respeto y el aprecio por los símbolos patrios como medio para formar otras virtudes ciudadanas que impliquen culturización y socialización política bien encauzada y coadyuven a una más activa y comprometida participación de la ciudadanía en el logro del bien común nacional.

Esa responsabilidad no puede quedar solamente en el ámbito personal, también el hogar, la escuela, los clubes sociales, los centros de trabajo, deben ser promotores de la cultura cívica y del respeto y veneración a los símbolos nacionales porque esa grave falla es la que nos está conduciendo a la vorágine social.

ESCAPARATE

*** A pesar del corto tiempo que le queda como Presidente del máximo tribunal de justicia en el estado, el magistrado Alberto Sosa Hernández no da tregua a una casi concluida y positiva tarea sexenal de dignificar instalaciones y mejorar la impartición de justicia. El sábado hizo viaje relámpago a San Andrés Tuxtla, para supervisar la nueva Ciudad Judicial tuxtleca que inaugurará en noviembre. Allí lo acompañó el presidente municipal Manuel Rosendo Pelayo, quies es un buen alcalde, apreciado por la gente. Cuando llegó a la construcción, de inmediato los vecinos agradecidos lo fueron a saludar.

***Le salió bien la ceremonia del Grito de Independencia, la noche del 15, al gobernador Javier Duarte. Al inicio se veía nervioso pensando en alguna rechifla del respetable, pero no la hubo. La población asistente se comportó con respeto. Al día siguiente, durante el desfile, algunos asistentes expresaron sus inconformidades, pero afortunadamente lo más importante de las festividades transcurrió con tranquilidad.

*** Como los buenos vinos, a pesar del paso del tiempo el doctor José Luis Manteca Argumedo se mantiene como uno de los gastroenterólogos de mayor respeto y prestigio en Xalapa. Lo recuerdo en los años 80 cuando era el médico de cabecera del gobernador Agustín Acosta Lagunes y del entonces poderoso Subsecretario de Gobierno Ignacio Rey Morales Lechuga.

Tenga el lector una semana de armonía y paz en su hogar y en su trabajo.

gustavocadenamathey@nullhotmail.com