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AP

Richard Lipacho, taviado con una mitra y un báculo de madera en la mano, llegó hasta la mesa frente al mercado callejero de La Paz a oficiar la misa.

Invitado por algunos comerciantes para bendecir sus puestos con motivo de la celebración del patrono local, el Señor de la Exaltación, ese sábado los asistentes siguieron con atención su homilía y se acercaron a recibir la comunión, como cualquier feligrés lo haría en una misa católica.

Pero había un problema: no era una celebración católica tradicional; ni el oficiante, Richard Lipacho, alguien reconocido por el Vaticano.

Richard Lipacho se identifica como arzobispo de la Iglesia Católica Nacional de Bolivia, integrada por algunos ex sacerdotes casados que como él, realizan celebraciones eucarísticas similares y se visten igual a los representantes de la iglesia romana actualmente encabezada por el Papa Francisco, lo cual ha provocado confusión entre los fieles y el enojo del episcopado boliviana que lanzó una campaña en su contra e interpuso una queja para que el gobierno no la reconozca.

Lipacho, boliviano de 41 años, se ordenó sacerdote católico hace dos décadas, pero en 2012 fue expulsado por no cumplir las normas, aunque sostiene que fue él quien renunció para casarse con una mujer, con quien ya tenía un hijo. Hoy ya suma dos hijos.

Después de su salida, en noviembre de 2015, fundó la iglesia Católica Nacional de Bolivia, el capítulo local de la Iglesia Católica Nacional Brasileña (ICAB), creada hacia 1945 por Carlos Duarte Costa, un obispo católico que fue excomulgado por sus posiciones contrarias al celibato.

La ICAB tiene presencia en más de una docena de países alrededor del mundo, varios de ellos en Latinoamérica, donde a pesar de no ser grande en números, es vista como una amenaza para la iglesia romana por la semejanza de sus ritos y su vestimenta. En Bolivia, sin embargo, se ha pasado de las críticas y llamados a la gente a no caer en engaños, a pedir a las autoridades que no se le reconozca jurídicamente.

Indígena recibe la comunión en una misa comunitaria. Foto: AP/Juan Karita.

Indígena recibe la comunión en una misa comunitaria. Foto: AP/Juan Karita.

“Aunque el número de sus miembros es muy reducido, se percibe como una gran amenaza especialmente por llevar un nombre tan parecido y ritos similares a la Católica romana”, dijo a The Associated Press Andrew Chestnut, director de estudios católicos en Virginia Commonwealth University.

Manoel Rocha, obispo canciller de la ICAB en Brasil, dijo a la AP que su iglesia nunca había recibido tantas críticas como en Bolivia.

“El ataque más grande y más vil viene de Bolivia”, aseguró.

El episcopado boliviano sostiene que son “curas falsos” que engañan a la gente.

“Ellos aprovechan de la similitud de los sacerdotes católicos con los suyos para generar una confusión, pero ningún sacramento que ellos celebren tiene validez para nosotros”, dijo a la AP José Fuentes, secretario general adjunto de la Conferencia Episcopal de Bolivia.

A través de comunicados, afiches y trípticos en los que muestra a Lipacho y otros ex curas, la Iglesia Católica ha lanzado una “campaña de concientización” entre los fieles a través de comunicados, afiches y trípticos distribuidos en sus misas dominicales.

Para que la “gente no se deje engañar”, dijo Fuentes.

Además, la queja ante el gobierno ha funcionado por el momento: el registro de la ICAB como iglesia está detenido y no hay plazo para que se reactive, dijo a la AP un funcionario con conocimiento del proceso que pidió no ser identificado por tratarse de un asunto en trámite.

El día de la misa en el mercado de La Paz, el 10 de septiembre, muchos llegaron sin saber que Lipacho ya no era parte de la Iglesia católica y que la ICAB no es reconocida por el papa Francisco, lo cual generó molestia entre algunos.

“No es correcto porque el casarse y celebrar misa, con eso está ofendiendo al Señor”, dijo Esteban Mamani, de 73 años.

A Lipacho no le importa la falta de reconocimiento del Vaticano.

“Nosotros somos independientes, nuestra iglesia no es la misma que la iglesia ortodoxa. Yo soy la autoridad aquí”, dijo recientemente a la AP.

“Nuestra iglesia está en todo el mundo, entonces no necesitamos ser avalados por la Conferencia Episcopal de Bolivia, ni causar divisiones”, agregó.

Su iglesia, dijo, ya tiene 47 sacerdotes de los cuales 11 son ex curas y uno es un ex seminarista del Iglesia Católica, además de que sólo un 30 por ciento son célibes.

Más allá de las críticas, hay gente a la que no le importa que no su iglesia no sea reconocida por el Vaticano, incluidos los vendedores del mercado que pidieron a Lipacho ir a bendecir sus puestos.

“Que importa quién es el intermediario”, dijo la comerciante Teresa Carmona. “La cosa es que nos traiga la palabra de Dios”.