El nuevo orden mundial está cada vez más cerca. Y ello, naturalmente, solo puede causarnos pavor. Después de todo, ¿no más vale malo por conocido que bueno por conocer? Así que retrocedamos y luchemos con todas nuestras fuerzas para evitarlo, siguiendo a los líderes que nos garanticen que lo que está nunca cambie. Por ejemplo, Hipólito Reyes Larios.
El arzobispo xalapeño dijo la semana pasada, de acuerdo con los medios de comunicación que cubrieron su misa, que “¿quién es el enemigo? Pues el cristianismo, porque se busca instaurar el nuevo orden mundial y una de sus armas se llama ideología de género”.
Imagino que tras decir aquello, Reyes Larios continuó con su misa, tan fresco como de costumbre, probablemente igual que sus parroquianos. Y de esa forma, Hipólito siguió con su vida, sin que nadie le dijera que como líder moral y de opinión no solo está haciendo gala de una ignorancia tremenda, sino de irresponsabilidad inconmensurable al propagar la primera sin pudor alguno.
Empecemos por lo básico y alguien, por favor, pásele el recado al arzobispo: género es el concepto que refiere al conjunto de características que las sociedades atribuyen a las personas de acuerdo con su sexo biológico. Cuando vestimos a las niñas de rosa y a los niños de azul, o cuando deseamos que el bebé en camino sea niña “porque los niños son más activos” (sin imaginarnos la posibilidad de que la niña por nacer ser una persona inquieta y traviesa por sí misma), y cientos de ejemplos que refieran a lo que se espera que sean hombres o mujeres solo por su sexo, hablamos de género. Y es un concepto maravilloso porque nos hace ver que como mujeres y hombres podemos ser más de lo que nos han dicho que debemos, sin que ello implique necesariamente la ruptura total con lo tradicionalmente masculino y femenino.
El problema con la expresión “ideología de género” es que ésta “no existe”: nadie que se digne a decir que tiene un mínimo de estudios de género podría citar a un autor o autora que la usara. La expresión más cercana a aquélla, y con verdaderos asideros teóricos, es “perspectiva de género”, que implica utilizar el concepto de género para comprender cómo ciertas problemáticas afectan a hombres y mujeres. Es una variable que se usa en los análisis exactamente igual que “edad”, “condición social”, “ubicación geográfica”, etc.
Así, cuando Reyes Larios dice “ideología de género”, realmente lo que está haciendo es dar pasos de ciego y esperar que quienes lo oigan, escuchen lo que él quiere decir, aunque después nadie sea capaz de definirlo. En cuanto al “nuevo orden mundial”, le puedo asegurar que la masa heterogénea que usa la perspectiva de género para comprender su realidad no es reptiliana ni está planeando tomar las capitales, derrumbar los sistemas económicos, implantar algún Ministerio de la Verdad o dividir a los seres humanos en Alfa, Beta y Gama… Si acaso, nuestro “nuevo orden mundial” es mucho más sutil y sencillo: nuestra única aspiración es vivir en un mundo donde no importen el género ni las preferencias sexuales, en el que primen la solidaridad y la paz. Eso que debería estar fomentando la Iglesia.
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