Un director general del IPE, anterior a Horacio Chagoyán, fue don Octavio Mijares, reconocido banquero de esos tiempos. Don Octavio acostumbraba reunir semanalmente a sus principales colaboradores, y les planteaba la problemática del organismo a enfrentar en las siguientes semanas y les pedía su opinión al respecto, a cada uno de ellos. «Catarata de ideas», lo llamaba. Esto viene a colación porque hemos oído quejas de cercanos a políticos muy encumbrados de Veracruz- como seguramente los hay en todo el país- que manifiestan; «Ya no escucha a nadie. El cree saber todo». Con respeto, yo creo que todos los dirigentes empresariales o políticos deberían seguir la práctica de Don Octavio. Por mucho que alguien domine los temas de su especialidad, siempre habrá una mente ágil que innove con una propuesta que no esté al alcance de los demás. Y eso hay que aprovecharlo. Además a los colaboradores que se les toma en cuenta, rinden mejor de esa manera.