Si un periodista adelanta una importante noticia es porque se la proporciona una fuente fidedigna o porque percibe, analiza e interpreta hechos y circunstancias que le permiten el pronóstico con mínimo margen de error.
En noviembre pasado, dos o tres días antes de la visita de Manlio Fabio Beltrones al rancho San Julián, de Perote, saludé a prominente político en un restaurante de la avenida Lázaro Cárdenas, frente a Plaza Crystal.
En ese lenguaje críptico que se acostumbra en política, me deslizó de manera tácita el dato que muchos esperaban. El senador Héctor Yunes Landa sería el candidato del PRI a gobernador. Un amigo mío, a dos metros de distancia, escuchó el comentario.
De inmediato escribí esta columna y solté la primicia de manera contundente y sin matices. Me criticaron aquellos cuyo corazoncito latía por distintos aspirantes. Vino Manlio y lanzó señales que pocos quisieron ver. Semanas después se confirmó la candidatura.
Una semana antes del 5 de junio, basado en encuestas de empresas serias y en sondeos personales y directos a veracruzanos que entrevisté y que me declararon por quién iban a votar, anticipé que Miguel Ángel Yunes sería el próximo gobernador.
Hasta de “traidor” me calificaron algunos amigos. Como si decir la verdad fuera traición.
Hoy, a unos días de las elecciones presidenciales de los Estados Unidos, aún hay ilusos que suponen ganará Donald Trump. Incluso comentaristas de renombre, como Ciro Gómez Leyva y otros, así lo creen… o lo desean.
Si a Adolfo Hitler lo hubiesen frenado a tiempo, se habrían salvado millones de vidas, empezando por los judíos que sucumbieron en el holocausto. Trump es un moderno y peligroso nazi que aspira a gobernar la nación más poderosa del planeta.
Hillary Clinton no es la mejor. Aun así, es preferible antes que otorgarle el poder a un enloquecido Trump que, como Hitler en su tiempo, puede llevar al mundo a una catástrofe.
Por fortuna las encuestas dan ventaja a Hillary y me atrevo a vaticinar que los escasos puntos que lleva arriba, aumentarán y lo derrotará por amplio margen.
Todo indica que este individuo, declarado enemigo de México, China y de otros países, será arrasado y perderá la elección, el próximo martes 8 de noviembre.
Así que no se preocupen, lectoras y lectores, si tienen parientes y amigos trabajando en Estados Unidos. Trump no será presidente y no hay riesgo de deportaciones masivas. Tampoco habrá muro.