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AP

Donald Trump estará en la mente de los mandatarios reunidos en Perú para una cumbre comercial de Asia-Pacífico.

El presidente electo de Estados Unidos ha dejado clara su hostilidad hacia acuerdos de libre comercio que tienden a protagonizar el foro anual de Cooperación Asia Pacífico, que se celebra este año en la capital peruana. También ha señalado expresamente a China y México, miembros del grupo, durante una campaña populista que apeló a los trabajadores estadounidenses que han visto cómo sus empleos se deslocalizaban.

Es probable que eso haya cambiado el tono y la agenda de una reunión que se esperaba fuera parte de la gira de despedida del actual presidente de Estados Unidos, Barack Obama. Será su última cumbre internacional antes de dejar el cargo el 20 de enero, en una cita a la que asistirán el presidente de China, Xi Jinping; el presidente de Rusia, Vladimir Putin, y el primer ministro japonés, Shinzo Abe.

En lugar de promocionar el prácticamente difunto Acuerdo Transpacífico, un acuerdo comercial conocido como TPP, los expertos económicos esperan que Obama enfrente preguntas incómodas sobre las promesas de Trump de transformar la política comercial estadounidense, perseguir la inmigración irregular que llega desde México y retirarse de un acuerdo global contra el cambio climático.

“Los líderes mundiales, como todo el mundo, esperan que sea más moderado en el cargo de lo que fue en campaña”, dijo Fred Bergsten, miembro del Peterson Institute for International Economics in Washington. “Pero van a estar preocupados”.

Los 21 miembros de la APEC suponen más de un tercio de la población mundial y la mitad del comercio global. El grupo se creó hace tres décadas para acelerar el crecimiento económico eliminando barreras comerciales y ayudando a integrar las cadenas globales de suministro.

Las cumbres anuales del grupo también tratan desafíos internacionales como la seguridad, tras los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 o en París el año que viene, así como la crisis económica de 2008. Este año, el tema principal será Trump.

“Como pueden imaginar, el tema del día consumirá mucha energía”, dijo Scott Miller, asesor de alto nivel del Center for Strategic and International Studies y que antes asesoró a Estados Unidos en cuestiones de la APEC.

La manufactura ha decaído en Estados Unidos desde la década de 1950 y hoy supone menos del 10 por ciento de los empleos. Pese a las promesas de Trump de reanimar la industria, es improbable que esos empleos vuelvan con un volumen suficiente, dijo el director ejecutivo de la APEC, Alan Bollard. Al mismo tiempo, las naciones en desarrollo —principales beneficiarios de la globalización— son más optimistas sobre el libre comercio.

“El pesimismo sobre el comercio sí parece ser más un fenómeno de país desarrollado y acomodado”, dijo Bollard en una entrevista.

Bollard, que dirigió el banco central de Nueva Zelanda, señaló que los líderes mundiales no han hecho un trabajo lo bastante bueno a la hora de defender los beneficios de la globalización, y citó estudios que atribuyen al comercio la salida de 500 millones de personas de la pobreza en la región de la APEC.

También ha habido un énfasis en la manufactura, que Bollard describió como la “vieja ola” de la globalización, en lugar de ayudas para las empresas de servicios a la hora de navegar complejas regulaciones transfronterizas.

“Con las ventajas del comercio electrónico, es posible que empresas pequeñas remotas sean comerciantes mundiales de una forma en que nunca pudieron serlo antes”, dijo.

Aunque Trump ha amenazado con una guerra comercial con China, prometiendo aranceles más altos y tachándola de manipuladora de divisas, el gigante asiático se ha alzado como el improbable campeón de la compraventa sin fronteras. En la cumbre en Perú se presentará un estudio conjunto de China y Estados Unidos encargado en 2014 sobre la posibilidad de una gran zona de libre comercio que incluyera a todos los miembros del grupo.

Beijing también promociona un acuerdo regional de comercio que la asocia con 10 economías del sureste asiático, así como Japón, India, Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda. Esa propuesta ha ganado relevancia después de que la victoria de Trump prácticamente vaporizara el Acuerdo Transpacífico de 12 naciones, que excluía a China y estaba ampliamente considerado como un intento del gobierno de Obama de mantener a los socios comerciales asiáticos en la órbita estadounidense.

Cuando se trata del comercio con Estados Unidos, dijo Miller, parece improbable que las acciones de Trump como presidente sean tan dramáticas como sonaban en la campaña electoral. Canadá o México son el principal socio comercial en 48 de los 50 estados, señaló, lo que implica que el efecto en los negocios de la ruptura del acuerdo comercial NAFTA sería devastador tanto a nivel económico como político.

“Es un escéptico de los acuerdos comerciales y ha tenido esa opinión durante mucho tiempo como ciudadano particular”, señaló Miller para Trump. “En lo que no ha estado es en posición de considerar y después representar los intereses más amplios del pueblo estadounidense. Normalmente, así es como los presidentes se convierten en defensores del libre comercio”.