Dice hoy el historiador Alfredo Avila Rueda en «Despierta» de Loret de Mola, que Emiliano Zapata es el «buenazo» entre los caudillos de la Revolución Mexicana como símbolo de la resistencia campesina, aunque era un persona de buena posición social y le gustaba comer bien y tomar cognac fino, lo que no era bien visto por algunos de sus colaboradores