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Bloomberg

Durante su campaña para convertirse en el 45° presidente de Estados Unidos, Donald Trump describió la economía estadounidense como “el desastre económico de Obama”.

Como le gustaba decir a Daniel Patrick Moynihan, el fallecido senador por Nueva York, “Todos tienen derecho a tener una opinión, pero no a sus propios hechos”. Y los hechos económicos son crueles para la afirmación de Trump.

Los economistas se resisten a asignarles a los presidentes estadounidenses demasiado crédito o culpa por la economía, ya que la prosperidad depende más de la suerte, la historia y los efectos de políticas públicas a lo largo de muchos años, que del uso de herramientas limitadas de gestión económica por cualquier presidente.

Pero hay muchos datos que se pueden usar para determinar cuánto mejoró (o no) la economía durante los mandatos de los tres demócratas y los tres republicanos que han ocupado la Casa Blanca desde 1976.

Hay muchísimos indicadores disponibles que podrían utilizarse para medir el desempeño económico nacional.

Los siguientes son 14 compilados por Bloomberg y seguidos por muchos, que miden una amplia gama de actividades económicas, desde la generación de empleo, el crecimiento salarial y la fuerza de sectores fundamentales (como el inmobiliario y la industria automotriz) hasta la salud de carteras de acciones y bonos que brindan seguridad financiera a trabajadores y jubilados:

• El total de empleos no agrícolas
• Empleos fabriles
• Cotización del dólar frente a las principales monedas
• PIB
• Déficit (o superávit) presupuestario federal como porcentaje del PIB
• Ingreso disponible per cápita
• Deuda familiar como porcentaje del ingreso disponible
• Patrimonio hipotecario
• Ventas de automóviles
• Salarios por hora
• Productividad
• Desempeño del mercado de bonos
• El índice de acciones Standard & Poor’s 500
• La diferencia de desempeño entre las acciones estadounidenses y las globales

Contabilizando y clasificando la mejoría anual en cada una de esas medidas bajo cada uno de los últimos seis presidentes, es posible designar una puntuación general promedio de progreso económico.

Esta puntuación otorga el mismo peso a cada medida, así que si usted cree que algunas merecen más porque son más importantes, tendrá que ajustar cuentas con la metodología. De todas formas, es una guía razonable, si bien aproximada.

Según estas mediciones, la economía se fortaleció más entre 1993 y 2000, cuando el presidente era Bill Clinton, seguida por los años de Barack Obama, 2009-2016.

Así que más allá de lo que uno piense sobre las políticas escogidas por Obama, a la economía estadounidense le fue mejor con él en la Casa Blanca que en el Gobierno de cuatro de sus cinco antecesores más cercanos.

Ranking de Prosperidad Económica en Estados Unidos

Mejor a peor rendimiento, 1977-2016, bajo el mandato de los últimos seis presidentes

Prosperidad EU

El tema de la campaña de Bill Clinton fue “es la economía, estúpido” y en su presidencia se registraron el mejor retorno anual de las acciones del S&P 500 y el mayor crecimiento anual del PIB.

Sus años en la Casa Blanca también coincidieron con los segundos puestos en el aumento anual del empleo no agrícola, ingreso disponible per cápita, apreciación del dólar, empleos fabriles y salario por hora.

Clinton es el único presidente que transformó persistentes déficits en superávits anuales.

Obama asumió la presidencia durante la peor recesión desde la Gran Depresión, cuando la economía perdía 750 mil empleos por mes y ya había registrado una contracción récord del 9 por ciento del PIB.

Él terminó sus mandatos con el mayor avance anual en el valor del dólar, la mayor merma anual de la deuda familiar como porcentaje del ingreso disponible y el mayor crecimiento en las ventas de vehículos y salario por hora.

Su presidencia coincidió con el segundo mayor aumento del patrimonio hipotecario y solo es superado por Clinton en la reducción del déficit como porcentaje del PIB.

Aunque en la presidencia de Obama el empleo no agrícola registró un crecimiento anual más lento que con Jimmy Carter, Clinton y Ronald Reagan, este aumentó por 75 meses consecutivos, es la racha más prolongada desde febrero de 1939.

El desempeño más débil por lejos lo tuvo el sucesor de Clinton, George W. Bush, cuyos años como presidente terminaron con la peor crisis financiera desde la Gran Depresión.

El colapso de 2008 hizo retroceder a la economía, lo que provocó una caída general en los valores de las acciones, las viviendas y las ventas de vehículos, al tiempo que el empleo y el PIB registraron un anémico crecimiento.

Pero incluso antes que comenzara la recesión, en diciembre de 2007, la actividad económica ya era más débil que con cualquiera de los otros cinco presidentes.

Los precios de las acciones habían avanzado más lentamente, el crecimiento del empleo no agrícola compartía el peor puesto y el aumento en el patrimonio de viviendas era el segundo peor.

Medidores de la fuerza económica bajo el mandato de los últimos seis presidentes de EU

Cambio porcentual anual durante el tiempo en cargo

Ranking de prosperidad

El segundo período más lento fue de 1977 a 1980, el único período de Carter en la Casa Blanca. En esos años se registró la mayor devaluación anual del dólar, la mayor contracción anual en las ventas de automóviles, la mayor pérdida anual de salario por hora y el menor incremento anual de la productividad.

A pesar de tanta desgracia, hubo destellos de fuerza económica. En los años de Carter se registró la mayor generación anual del empleo no agrícola, el segundo mayor crecimiento anualizado del PIB (empatado con Reagan), el mayor incremento anual en el patrimonio hipotecario y el crecimiento anualizado más fuerte del empleo en el sector manufacturero.

El progreso económico de 1989 a 1992 con George H.W. Bush fue sólo un poco mejor que con Carter.

Bush registró el aumento anual más lento del ingreso disponible per cápita y el segundo menor del empleo no agrícola. El patrimonio de viviendas creció poco y bajaron los salarios por hora.

Incluso después del políticamente peligroso aumento de impuestos para contener déficits presupuestarios crónicos —que le costó simpatizantes republicanos en su fallida campaña por la reelección—, quedó en el segundo peor puesto en cuanto a reducción de déficit.

Sin embargo, el mercado accionario experimentó un auge y el S&P 500 ascendió más que con los demás presidentes excepto Clinton.

Recuperadas de un colapso en 1987, las acciones de Estados Unidos superaron a las globales en el índice MSCI World por el margen más amplio en un período de 40 años.

Al triunfo electoral de Reagan en 1980 le siguió la peor recesión registrada entre la Segunda Guerra Mundial y la crisis financiera de 2008.

Una recuperación espectacular ayudó a que la economía del 40° presidente registrase el tercer mejor crecimiento del período analizado.

La economía experimentó el mayor crecimiento anual del ingreso disponible per cápita y el desempeño más sólido del mercado de bonos según las mediciones del Bloomberg Barclays U.S. Aggregate Total Return Value Unhedged USD Index.

La economía de Reagan empató con la de Carter en el segundo promedio más alto de incremento anual del PIB. Pero el colapso de 1987 socavó el desempeño global del mercado accionario, que fue el peor entre las presidencias posteriores a 1976.

Así que no, presidente electo Trump. No hay desastre económico de Obama.

Los hechos son porfiados. Según las mediciones que importan, los últimos ocho años fueron de mejora constante, aunque no llegaron a ser un auge récord. Solo uno de los últimos seis presidentes dirigió a Estados Unidos durante un período económico más vigoroso. Fue Clinton, y él le da a Obama más crédito por la crisis financiera.

“El presidente Obama comenzó con una economía mucho más débil que yo”, dijo Clinton en su discurso de nominación en la Convención Demócrata de 2012.

“Ningún presidente… ningún presidente, ni yo, ni ninguno de mis antecesores, podría haber arreglado todo el daño que él encontró en tan solo cuatro años”.