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AP

Los aficionados al futbol algo mayores tal vez recuerden a Antonis Nikopolidis, el portero de la selección griega que sorprendió al mundo al ganar la Eurocopa 2004.

Nikopolidis, ahora entrenador de la selección juvenil griega, ayuda a los refugiados varados en Grecia a combatir el tedio y la desesperación. Ha creado un equipo de fútbol llamado Esperanza (Elpida en griego), con jugadores que huyeron de zonas de guerra en Siria, Yemen, Irak y Afganistán.

La mayoría de los jugadores viven en Skaramangas, una zona industrial al oeste de Atenas donde se han adaptado contenedores metálicos para servir como viviendas. Compiten los domingos en una liga amateur, con equipos integrados por abogados, contadores y otros profesionales.

 

Nikopolidis, de 46 años, dice que los entrenamientos y partidos sirven de distracción para los jóvenes que enfrentan un futuro incierto en el lento programa de reubicación de la Unión Europea.

“Ayudamos a gente que se encuentra en un momento difícil de su vida”, dijo. “Son huéspedes en nuestro país, y con este equipo intentamos darles unas horas de felicidad”.

El futbol es el principal medio de diversión para muchos de los 60 mil refugiados y migrantes económicos que viven en campamentos en diversos lugares de Grecia, mientras esperan la tramitación de sus solicitudes de asilo y un posible traslado a otro país europeo.

“Tienes que pasar el tiempo (haciendo algo), porque es muy aburrido”, dijo el sirio Hozaifa Hajdepo, de 23 años, que juega en el Esperanza. “Si te quedas en tu casa y no tienes trabajo, serás como… morirás”, dijo.

La Unión de Asociaciones Europeas de Futbol, el organismo rector del fútbol continental, ha otorgado subsidios de ayuda a los refugiados en 15 países. Parte del dinero enviado a Grecia va al equipo de Nikopolidis y a una obra de bien griega llamada Organización Tierra.

Casi 9 mil refugiados han sido trasladados de Grecia a otros países de la Unión Europea, y el entrenador ha perdido a varios jugadores. Pero al paso actual de las reubicaciones, que no alcanza a la mitad de la meta propuesta, la mayoría prevé estar mucho tiempo en Grecia.

“Para mí es una alegría hacer esto”, dijo Nikopolidis. “Lo más importante es que lo disfrutan… Hemos creado un grupo de amigos con lazos de amistad, de familia”.