El proyecto de presupuesto que el presidente Donald Trump envió al Congreso para el año fiscal 2018, que comienza en octubre del 2017, por 1 billón 151 millones de dólares, traduce su proyecto de “América primero”, que es encerrar al país sobre sí mismo y aislarse del exterior.

La prioridad son las fuerzas armadas y la seguridad nacional interior y exterior. Lo demás queda en segundo plano. En versión de Trump, el “presupuesto que pone a Estados Unidos en primer lugar debe hacer de la seguridad de nuestro pueblo su prioridad número uno, porque sin seguridad no puede haber prosperidad”.

El proyecto del presidente recorta en 10.9 mil millones de dólares, que representa 28%, el presupuesto del Departamento de Estado para el programa de ayuda a otros países. El espacio de maniobra diplomática de esta dependencia se reduce de manera drástica.

Desde los años 60, con el presidente John F. Kennedy, la ayuda a gobiernos y organizaciones de la sociedad civil en distintas naciones ha sido parte central de la política exterior de Estados Unidos. Es la cara amable del gobierno estadounidense.

En muchos países, conozco bien el caso de Centroamérica, son fundamentales para los gobiernos y organizaciones sociales de esa región los fondos de la ayuda del gobierno estadounidense. Cualquier reducción implica un golpe importante.

Asimismo, reduce en 31% los fondos de la Agencia de Protección Ambiental y elimina los apoyos al programa contra el cambio climático y también 650 millones de dólares destinados al Banco Mundial (BM), para apoyar programas de donaciones condicionadas a países pobres.

Estados Unidos con este proyecto de presupuesto renuncia a su condición de potencia, para encerrarse sobre sí mismo. Se asume como una isla y reduce su capacidad de influir en la política mundial.

La líder de la minoría demócrata en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, asegura que “la fuerza de Estados Unidos depende más que de su gasto militar, del poder de nuestra diplomacia, de la salud de nuestra economía y la vitalidad de nuestras comunidades”.

La propuesta de Trump expresa debilidad de Estados Unidos. Para poder aumentar el gasto militar tiene que reducir los recursos destinados al apoyo en el exterior. El mensaje es claro, no le alcanza para los dos. La fuerza de la potencia tiene límites. Es así como se va a entender a nivel internacional.

De aprobarse el presupuesto en los términos que lo envió la Casa Blanca, la imagen de Estados Unidos se va a afectar para mal en todo el mundo. Y también se va a restringir su capacidad para maniobrar políticamente. El espacio del trabajo diplomático se acota.

Que se reduzca la ayuda de Estados Unidos a otros países y también a organismos internacionales abre el espacio para que intervengan naciones que antes no lo habían hecho. Éstas van a ocupar ese lugar y van a ganar presencia, prestigio y simpatía a nivel internacional.

Twitter: @RubenAguilar