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EFE

Tokio vive esta semana el momento álgido del “sakura”, o la época de los cerezos en flor, que marca el inicio de la primavera y es uno de los acontecimientos más esperados del año en Japón.

Miles de japoneses han empezado a festejar la llegada de la nueva estación y llenan los parques de la capital nipona para celebrar multitudinarios “hanami”, o picnic bajo los cerezos en flor durante este breve periodo de “sakura” -que dura apenas dos semanas.

Personas caminan entre árboles de cerezo en el foso Chidorigafuchi en Tokio, Japón, el 3 de abril de 2017. Foto: Xinhua/Ma Ping

 

Japoneses trajeados, familias y grupos de amigos, cargados con cajas tradicionales de comida “bento”, bolsas de cerveza y sake (licor de arroz), forman la estampa habitual de esta época.

La Agencia Meteorológica de Japón anunció el pasado 21 que los cerezos estaban empezando a florecer en el templo Yasukuni de Tokio, noticia que marca el inicio del “sakura” en la ciudad.

Sin embargo, unas temperaturas más frías de lo que cabría esperar en este inicio de la primavera han retrasado el punto de máximo esplendor de los cerezos, que comenzó este fin de semana a decorar las calles.

Personas se toman una “selfie” entre árboles de cerezo en el foso Chidorigafuchi en Tokio, Japón, el 3 de abril de 2017. Foto: Xinhua/Ma Ping

Esta estampa primaveral atrae cada año a más turistas: solo en 2015, más de 1,5 millones de foráneos desembarcaron el archipiélago japonés en marzo, y más de 1,7 millones en abril, lo que supuso, respectivamente, un 45,3 por ciento y un 43,3 por ciento más que un año antes, según datos de la Organización Nacional de Turismo (JNTO).

La fascinación de japoneses por la celebración, sin embargo, va más allá de los árboles: el “sakura” se convierte en un filón para comercios y cadenas, que aprovechan esta época para comercializar productos diseñados exclusivamente para la ocasión.

Personas navegan en botes entre árboles de cerezo en el foso Chidorigafuchi en Tokio, Japón, el 3 de abril de 2017. Foto: Xinhua/Ma Ping)

Restaurantes o cafeterías ofrecen “saborear” el “sakura” a través de café, té, chocolate e incluso cócteles y cerveza.

Jabones y mascarillas faciales, zapatillas de deporte y relojes de edición limitada completan el variopinto surtido de productos que pretenden mantener vivo el recuerdo de este único y efímero espectáculo.