¿Recuerda usted estas frases?..” los hombres no lloran, no chille que parece niña” o algunos chistes con alta carga Misógina como por ejemplo: ¿Qué entienden los hombres por ayudar con el quehacer? Levantar el pie para que puedas pasar la aspiradora” bueno pues no hace mucho se seguían repitiendo, aunque parece que poco a poco van quedando atrás y digo atrás porque con la revolución de los sexos, la inclusión de las mujeres al ámbito laboral, encontramos que no solo las mujeres de la modernidad han luchado por una vida más igualitaria y justa, también algunos hombres han aportado y construido una nueva forma de ver la vida.

Las nuevas masculinidades como se ha hecho llamar esta nueva formar de vivir de algunos hombres, de construyendo aquellas prácticas patriarcales donde solo la mujer debía hacerse cargo de los quehaceres domésticos, cocinar, acomodar la cama, limpiar o aún mejor planchar la ropa ahora es parte también de las tareas que algunos masculinos deciden realizar, si retrocedemos un poco recordemos como de forma social la educación tradicional o la cultura, obligaba de manera sistemática a los hombres a realizar el rol de los proveedores, fuertes y duros las mayores de las veces, esos hombres insensibles que en pocas ocasiones expresaban sus más secretas emociones e intenciones, por esta continua forma de querer dominar siempre desde lo masculino.
La visión que hasta hace muy poco tiempo tenía el hombre sobre su masculinidad no le permitía observar nuevas formas de relacionarse, ya que por lo general sinónimo de ser hombre necesariamente significaba: agredir, ser promiscuo, mentir, castigar, ofender, ser violento en todas las formas, utilizar a las mujeres y no merecer ser confrontado mucho menos abandonado y todo esto era sostenido por la misma sociedad, quien fomentaba esta clase de estereotipos, castigando a la mujer por no entender al hombre y ser la culpable de esta conducta, (abrase visto cosa más absurda).

Para algunos hombres encontrar esta nueva forma de vivir la masculinidad, ha permitido el reconocimiento a su sensibilidad, su responsabilidad, observar que vivir desde la ternura también es una cuestión de hombres, ser cariñosos y atentos no les resta hombría, pero además introspectar en sí mismos sobre la gran ventaja al compartir el espacio privado destinado solo para la mujer, pareciera que ya no es una utopía el encontrar un hombre fuerte físicamente que se permite ser débil y reconocer que amar no es una derrota que lo puede aniquilar, estos nuevos hombres no temen a la realización de las mujeres , mucho menos a quienes son sus parejas, no ven en las mujeres una rival a vencer, sino una oportunidad para desarrollar el compañerismo en cualquier ámbito.
Y no se trata de nacer siendo un nuevo hombre, se trata desde lo social de comprender que las nuevas masculinidades son tan necesarias para las mujeres como para el hombre mismo, estas nuevas masculinidades se pueden entender como un movimiento o grupo de hombres que abogan por la igualdad entre las mujeres y hombres en todos los aspectos de la vida y que luchan por erradicar la violencia física o psicológica a mujeres, niñas y niños, jóvenes y ancianos.
Las nuevas masculinidades critican la masculinidad hegemónica, la cual niega en su mayoría los derechos de las mujeres y los hombres, pero que además mantiene vigente los privilegios de desigualdad y define como normal todo aquello que vulnera y divide.
Esta nueva masculinidad cuestiona esa forma tradicional del definirse hombre, donde los valores, creencias, conductas y actitudes tan solo persiguen el poder y control sobre las personas que se consideran débiles, para ejercer la coacción, opresión, promover la dominación y control, formas estructurales de la violencia machista, donde el sometimiento es la clave para la masculinidad androcéntrica la cual ejerce el manejo del poder generando la desigualdad entre los hombres y las mujeres desde el ámbito económico, político, social, cultural, el sometimiento de quienes se considera inferiores, sustentado en mitos patriarcales, que requieren un cambio. No olvidemos que las principales víctimas de la construcción masculina del mundo han sido las mujeres, sin embargo los hombres independientemente de ser verdugos también son víctimas de sí mismos, aquí me gustaría citar a Pierre Bourdieu quien afirma que: los hombres son también prisioneros y víctimas de las representaciones dominantes de las tendencias de sumisión que la sociedad androcéntrica transmite. (Quizás suene a justificación) sin embargo es evidente que el hombre en la repetición de los estereotipos androcéntricos termina siendo presa de sí mismo.

Somos las mujeres y los hombres de este siglo quienes debemos construir nuevos puentes para la consolidación de una sociedad igualitaria, donde desde estas nuevas masculinidades podemos hacer realidad la erradicación de la violencia, donde la seguridad social de las mujeres sea factor de suma importancia, pero además donde las y los niños puedan vivir de manera armónica, seguir avanzando en estas nuevas construcciones sin duda darán mayor certeza a la humanidad.