Hará unas cuatro o cinco semanas nos llamó la atención la actuación de un jugador del Necaxa que entró de relevo en el segundo tiempo. En una jugada, dribló a cuatro jugadores rivales y puso un pase para el gol con el que ganó su equipo. Ayer que jugaban contra el Morelia, los comentaristas de la TV decían que ya se quería ir del club porque el técnico no lo metía a jugar, y entonces que lo vuelve a meter de relevo y en el último minuto de juego metíó un golazo de fuera del área que le volvió a dar la victoria a los hidrocálidos. Nos referimos al chileno Nicolás Maturana, y si yo fuera presidente de un club mexicano, compraría de inmediato su contrato.