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Notimex

Una pareja de neozelandeses ha alcanzado un récord que parece imposible: dos años y medio sin tirar su basura doméstica, gracias a su método de reciclar, reusar y reorientar.

Los «devotos de basura cero» han logrado que nada de lo que consumen sea tirado, una forma de comportamiento que pese a lo que se podría pensar, no es difícil de conseguir, o al menos eso afirman.

Aunque no se tenga el objetivo de basura cero, todos podemos hacer pequeñas acciones para reducir el desperdicio, afirman al neozelandés Fairfax.

Hannah Blumhardt y su pareja Liam Prince, quienes residen en Wellington, la capital neozelandesa, generan cada año alrededor de un tambo de papel para reciclar y un contenedor con vidrio cada 18 meses.

El plástico está virtualmente prohibido en su hogar, y su estilo vegano de vida les ayuda a que los restos de alimentos sean convertidos en composta, la cual usan en su jardín.

Para 2025 se estima que la producción de desechos sólidos urbanos sea de 1.42 kilogramos por persona por día más del doble de los actuales 640 gramos, señala el informe del Banco Mundia ‘What a Waste: A global Review of Solid Waste Management’.

Se trata de ser organizados, dice Blumhardt cuando se le pregunta cómo es que lo logran.

Explican que se necesita preparación para ir de compras. Llevar sus propias bolsas y contenedores cuando se va al mercado o autoservicio. Por ejemplo, usamos nuestros propios envases de plástico para productos preparados.

No usamos los envases en que viene el sushi cuando lo compramos, sino nuestros propios envases. ADemás, también usan sus propios recipientes cuando compran agua o cerveza.

Solo compramos los envases la primera vez, luego los rellenamos. Es mucho más barato, afirman también.

Además, tratan de limitar su consumo de vino para no llenarse de botellas. Y las que les es imposible de no adquirir, las emplean para gaurdar agua o hacer cerveza casera.

Elaboran su propio pan, lo que significa que no se tienen que preocupar por las bolsas en que se empaca ese producto.

Sustituyen otro tipo de productos, por ejemplo usan cepillos de dientes hechos de bambú, y están aprendiendo a coser su propia ropa y hasta preparar su pasta de dientes.

Convertir en composta los restos de alimentos es crucial en su filosofía de «cero basura», dicen y subrayan que del 30 al 40 por ciento de basura en Nueva Zelanda proviene de los alimentos.

Los alimentos en descomposición producen metano, gas responsable del calentamiento global.

Y su estilo de vida vegano, por si fuera poco, significa que no les generan desperdicios de tipo animal.

Su modo de vida de cero basura está ahora recabando apoyos económicos para The Rubbish Trip, un recorrido por Nueva Zelandia a fin de divulgar esta modalidad.