Esta semana hay dos temas muy relevantes que ocuparon los espacios en los medios de información, por un lado el homicidio del Comandante Castagné de la Policía Federal, el más sonado de los más de 20 ocurridos el mismo día en el territorio de Veracruz y por el otro, la Audiencia ante las autoridades Guatemaltecas, a la que, no es que haya acudido, sino que llevaron a Javier Duarte para leerle los delitos que se le imputan en el ámbito estatal, por los que se solicita su extradición al país para que responda por ellos ante la Fiscalía de Veracruz.
Como no soy experto en seguridad , como Miguel Ángel, y hablar de estos temas causa temor y obliga a la prudencia, así como por no ser partícipe de la ola de comentarios que lo único que logran es aterrar a la población, solo me referiré al tema de la extradición.
Veamos, el hecho de que Javier se haya allanado ante las imputaciones que se le hacen, aceptando su traslado a México para ser juzgado por los delitos que le leyeron puntualmente, no significa que de inmediato lo vayan a traer al país y fast track comparecerá ante la justicia mexicana, aún falta la lectura de los cargos federales en otra audiencia que pronto tendrá desarrollo para hacer lo propio, misma en la que podrá allanarse nuevamente, ahí sí, provocando con esto su inmediato traslado a México o expresar su rechazo a ser extraditado por esos delitos, lo que provocaría el “alargamiento” del juicio de extradición algunos meses o incluso hasta por un año màs.
Pero lo más interesante de las escenas que nos mostraron en la televisión de la Audiencia, no es conocer los delitos que enfrenta, pues es de todos conocido de qué se le acusa, sino la actitud que asume el personaje en cuestión ante la lectura de los mismos y la imagen que se muestra de él ante las cámaras.
¿Despreocupación?, ¿Nerviosismo?, ¿Cínismo?, No atino a descifrar cuál fue la actitud de Javier, tal vez lo que vimos no es más que el reflejo de su nerviosismo y su forma de tratar de ocultarlo, vamos, de no hacerlo evidente. Si la actitud es de despreocupación tal vez será porque no le teme a las imputaciones de la Fiscalía de Veracruz.
Esperemos pues, a ver cómo enfrenta las imputaciones de la PGR, y cuál será la respuesta que su defensa le aconseje, en la esperanza de que ya, de una vez por todas, se acelere este engorroso trámite y termine pronto el circo mediático que solo conduce a satisfacer el morbo de quienes disfrutan viendo en desgracia a los que “nos han hecho tanto daño”, aunque en lo personal no tengan ninguna afrenta directa.
Es de aclarar que la PGR lleva mano, siendo los delitos del orden federal los primeros por los que tendrá que ser juzgado en México. Al respecto, es deseable que pronto regresen a Yarrington de Italia, a Borge de Panamá y a Cesar Duarte de donde ande, para liberar al proceso electoral del 2018, de la presión que significaría compartir espacios mediáticos con estos asuntos político-delincuenciales y enfrascarnos en una contienda sana, de mensajes de esperanza y de propuestas de desarrollo y estabilización para un país que merece entrar ya en la normalidad democrática.