«Muchas veces hemos escrito que tenemos a los funcionarios que merecemos porque, primero, no llegan de otro planeta, surgen de esta sociedad, y segundo, el impulso ciudadano que dio lugar a la ciudadanización del IFE en 1996 simplemente se detuvo en 1997. El espacio que abandonaron los ciudadanos lo ocupó la partidocracia que comenzó a formarse ese año. Sustituir a los actuales consejeros no sirve de nada por sí mismo. Sería mucho más útil realizar una labor de vigilancia ciudadosa de la labor que realizan el INE y los OPLES». Lo comenta Pascal Beltrán del Río en «Excélsior».