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Creo en el valor de las ideas, sobre todo cuando son compartidas, en el aprendizaje colectivo, el apoyo constante en conjunto para llegar mejor a una meta, quizás no siempre más rápido, pero sí de forma segura. Creo en los proyectos interdisciplinarios, porque mentes con bases o conocimientos diversos dan pie a propuestas más originales, que abarcan distintos puntos que una sola persona no podría ver, creo en aprender de los errores, con la certeza de que para llegar al éxito uno se equivoca, no una, sino cientos de veces y son todas estas veces las que hacen posible saber cómo funcionan distintos escenarios y alcanzar la experiencia necesaria para triunfar. Y porque creo en el valor de compartir, hoy quiero compartir con los lectores un poco de mi filosofía, que es la suma de muchas otras formas de pensar, de otros autores, de otras ideas y que quizás al compartirla, entiendan por qué mi necesidad de cambiar al mundo.
Pocas personas en la vida tenemos la suerte de que alguien nos motive e impulse a verdaderamente ser diferentes, si estás leyendo esto es muy probable que hayas sido educado en un sistema donde la inteligencia se medía por tu capacidad para sumar y restar, la memorización y el aprendizaje es más bien el conocimiento de determinados conceptos, con suerte tuviste algún profesor en la universidad que te impulsó a crear nuevas ideas, pero lo realmente nuevo no siempre se comprende y a veces por miedo a salirnos del molde seguimos con los mismos procesos establecidos por alguien más, en ocasiones al finalizar una carrera somos impulsados a conseguir de inmediato un trabajo, comprar un seguro, una casa y velar por nuestro bienestar, y es así como gran parte de la sociedad de encasilla en trabajos bajo determinadas normas y con ciertos parámetros que preferimos no desafiar por miedo a fracasar.
Aunque me identifico con puntos de la historia anterior me considero una persona afortunada porque si bien he recibido consejos a lo largo de mi desarrollo, jamás me han obligado a seguir un camino determinado, he tenido la libertad de aventurarme en errores, aprender de ellos y en ocasiones transformar mis ocurrencias en grandes experiencias, soy de esas personas que dejan muchos proyectos para la última hora, por ejemplo mis artículos los escribo un día antes de enviarlos o a veces el mismo día, pero en realidad vivo una semana pensando de qué escribir, por eso en esta ocasión mientras leía “Originales” el libro del psicólogo Adam Grant, supe con certeza que quería compartir un poco de sus ideas, que sin saberlo también eran mis ideas porque no hay nada mejor que toparte a alguien que piensa diferente al común de la gente pero en cierta forma también piensa similar a ti.
El exitoso psicólogo organizacional que ha trabajado con grandes empresas como Facebook, Google, la NFL y Johnson &Johnson señala en su libro y en múltiples conferencias que ha brindado (En internet pueden buscar una de las de TED) la importancia de ser un inconforme, para realmente ser original y lograr un cambio en el mundo.
Como mencioné antes por ejemplo, yo hago los artículos casi al último minuto, lo mismo con muchas otras actividades, lo cual no es un consejo de vida, porque no es apto para todos, sin embargo al escuchar una de las conferencia de Adam Grant entendí por qué lo hago, en realidad yo escribo al último momento, pero trabajo en mis ideas desde que estoy enviando el artículo anterior, en ocasiones creo que estoy procrastinando mientras veo una serie, pero mis amigos hasta se han burlado de mí en el cine por sacar mi celular para tomar apuntes de frases, diálogos e ideas que siempre retomo al escribir, la semana pasada creí irme a descansar y disfrutar de una exposición, pero no dejaba de pensar en la nueva forma de ver el mundo que Andy Warhol me estaba dando.
Esa es una de tantas maneras de innovar, ¿Qué sentido tendría pasar días antes frente a una computadora si soy incapaz de procesar ideas?, Grant nos dice que “procrastinar es un vicio para la productividad, pero puede ser una virtud para la productividad”. Claro, siempre que exista un equilibrio. Los grandes líderes no tienen ideas increíbles a la primera, lo que pasa es que una vez alcanzado el éxito nadie más habla de los fracasos, tiempo atrás lo mencionaba con la película “La La Land”, para muchos fue la película del año, pero pocos desconocían cuantas productoras la rechazaron antes de volverla el éxito que fue, lo mismo pasó con la serie de “Stranger Things” o los spinners que ahora se venden hasta en los cruceros, muchas de estas ideas no fueron pioneras, ni las primeras de sus pensadores, pero se atrevieron a intentar cuántas veces fuera necesario para alcanzar su meta y no se conformaron con un no, aprendieron de estos y mejoraron para llegar hasta donde están.
Abro internet y veo vídeos de muchos otros países haciendo cosas increíbles, desde estilistas hasta músicos y científicos, siempre que los veo me pregunto ¿y México? ¿Cuándo difundiremos la grandeza de nuestra nación?, conozco a gente con grandes ideas, pero muchos se detienen ante la opinión de otros, y llegados a este punto sólo quiero alentarlos a seguir, a atreverse a pensar distinto, a retomar ideas de otros y darles forma con las nuestras para crecer, quizás si aprendemos de los demás sobre honestidad, creatividad, seguridad y de los errores en las primeras potencias comenzaremos a crear el México con el que todos soñamos, sabemos que estamos inconformes, pero basta de vociferar y seamos capaces de realmente hacer algo. No esperemos a que otros nos digan que es el momento de crecer, basta con demostrar que hemos crecido.