«A los miembros de su gabinete, Enrique Peña Nieto les dice que se muevan. Algunos lo interpretan como que hay que destaparse y lo hacen. Luego en otra reunión de gabinete los aprieta y les recuerda las formas priistas, de las que él es un oficiante ortodoxo. Y se engarrotan todos. ¿Está indeciso el Presidente? No. Está jugando. Y al final, cuando tome la decisión, y salga el candidato, todos encontrarán una lógica que justifique la decisión». Eso escribe Pablo Hiriart en «El Financiero».