En la Víspera de las últimas 3 Asambleas Nacionales del PRI, al menos, como es el caso de la que celebraremos este mes de agosto, se habla de muy diversos temas y propuestas para que el partido recobre la confianza ciudadana, ¡Refundación!, ¡Reconstrucción!, ¡Ciudadanización¡ han sido las voces que han sonado fuerte previo a las Asambleas, tal como hoy suena el ¡Fuera los candados¡ o ¡No a los Plurinominales¡.
Sin embargo ninguna propuesta ha madurado y “cuajado” de tal forma que no se han logrado los objetivos de mejoramiento y adaptación a la modernidad de los procedimientos partidistas, de cara a una sociedad del Siglo XXI que exige cada vez con mayor estridencia, que el país entre en una etapa de estabilidad que lo lleve a un progreso sostenido, donde los mexicanos gocen de más y mejores empleos, de seguridad, de más y mejores servicios y de un Sistema Judicial realmente justo, que propicie una Justicia pronta y expedita.
Cuando el Gral. Plutarco Elías Calles, en 1929, promovió la Fundación del partido, lo hizo a través de una amplísima Convocatoria a todas las fuerzas vivas de la nación, conjuntando y escuchando en una gran Asamblea Nacional a todas las fuerzas Revolucionarias de la nación, en principio, desde la perspectiva territorial, a los Jefes Políticos de los Estados, a los caciques regionales, y en general todos los liderazgos revolucionarios que participaron en la lucha armada e ideológica que significó la Revolución Mexicana, incluidos los militares e ideólogos de la Revolución, así como desde la perspectiva gremial a todos los liderazgos de los sectores económicos de la nación, Campesinos, Obreros, Clases medias populares, militares, Pequeños propietarios, Ganaderos, artistas, artesanos, grandes terratenientes, que en esa época aún existían, de allí el nombre de Partido Nacional Revolucionario y el gran éxito y empuje hacia el progreso y la estabilidad nacional que significó para el país contar con un instrumento aglutinador donde cupieron tanto los patrones como los obreros, los campesinos y los dueños de la tierra, los inquilinos y los propietarios de fincas, en resumen, los pobres y los ricos.
La historia del partido es la historia de la adaptación de los gobiernos de la Revolución a las condiciones imperantes en el país y a las demandas de los ciudadanos, según la época, de ahí las grandes transformaciones sufridas a lo largo de los años, primero, en 1938 cuando con el Gral. Lázaro Cárdenas, paso de PNR a PRM, Partido Revolucionario Mexicano, después al pasar de un régimen militar a uno civil en 1946 con el Lic. Miguel Alemán Valdés, lo que se tradujo en la desaparición del Sector Militar del partido, cuando el Lic. Alemán promovió la institucionalización de la Revolución, con la construcción de un país de instituciones fuertes y estables que le dieran certidumbre a nacionales y extranjeros para la inversión, logrando la industrialización del país y naciendo con esto el PRI, Partido Revolucionario Institucional.
Desde la mitad del Siglo XX hasta finales del siglo, el PRI mantuvo el poder Presidencial, logrando muy diversos avances en la nación, como fue la industrialización del país, el otorgamiento del voto a la mujer en 1954 con el Lic. Adolfo Ruiz Cortínes, la creación del IMSS, del ISSSTE y del INFONAVIT, así como la estabilidad cambiaria con Ortiz Mena como Gobernador del BANXICO, época que hasta antes de Echeverria se conoció como “El Milagro Mexicano”
Como bien se ha dicho: el poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente, y esto se puede ver, por supuesto, en la historia nacional, cuando los Generales Revolucionarios, en principio ( léase “La muerte de Artemio Cruz” de Carlos Fuentes), y los civiles posteriormente, se fueron enriqueciendo y corrompiendo en el ejercicio del poder, olvidando unos y otros los postulados de una Revolución que tanta sangre y vidas costó a nuestros abuelos entre 1910 y 1928 aproximadamente, de una Revolución que le dio a México la Constitución de 1917, la más avanzada del mundo para su época, al incluir entre sus postulados derechos sociales que no existían en ninguna Constitución del mundo. Incorporando los Derechos Agrarios en su art. 27, Laborales o del Trabajo en el 123 y la Educación gratuita y laica en el art. 3º, así como un sinnúmero de conceptos sobre muy diversas materias, como el concepto de Democracia participativa, la Planeación Democrática, la doctrina de no intervención en los asuntos internos de otras naciones y otros más que han sido orgullo de los mexicanos.
Así, en el inicio, aún, de un nuevo siglo, el partido se encamina a la celebración de su XXII Asamblea Nacional, misma que representa una extraordinaria oportunidad para retomar los principios Revolucionarios que le dieron origen al Partido y para conjuntar nuevamente en un solo Proyecto de Nación a todas las fuerzas Políticas y sociales del país, esas que desde hace más de 30 años solo han estado en los discursos de los dirigentes y gobernantes del partido pero que hoy por hoy se sienten totalmente ajenas y relegadas del propio partido.
Estoy convencido que una nueva Convocatoria amplia e incluyente, como la que en su momento realizó el Gral. Calles daría como resultado el resurgimiento del partido, pues todos los liderazgos de sectores y organizaciones políticas y sociales del país necesitan un Foro dónde expresar sus anhelos y preocupaciones y necesitan además sentir que su voz se escucha, lo que seguramente les llevaría a retomar el sentido de pertenencia al partido que se ha perdido con el paso de dirigentes sin una solidez ideológica que solo esperan que desde el poder les dicten lo que deben hacer. Llámese Refundación, Reconstrucción, Ciudadanización o como sea, lo que el PRI necesita es involucrar nuevamente a los amplios sectores de la sociedad en las decisiones del partido para que sea la sociedad y no el gobernante en turno, la que le marque el camino a seguir.
Veamos qué ocurre, ojalá sea para el bien de México.