Antes de entrar en el tema, quiero manifestar mi solidaridad y conduelo por todas la víctimas de este terrible evento. Para todos aquellos que han perdido familiares y amigos, que han tenido pérdidas patrimoniales y otro tipo de afectaciones, compartimos su dolor.
Miren, en los últimos doce años cuando menos, he trabajado de una u otra manera el tema de la protección civil. He tocado infinidad de puertas de diversas instituciones educativas tanto públicas como privadas, dependencias, gobiernos, el federal y algunos estatales, llevando por delante la propuesta para crear una opción universitaria en la especialidad, lo más cerca que estuve fue cuando el ex rector de la U.V., ordenó se integrara la comisión académica para integrar el plan de estudios de la carrera. Me integré como un miembro de la comisión, en la cual participaron también profesores e investigadores de diferentes áreas académicas: Arquitectura, Ingeniería Civil, Ciencias de la Tierra, personal de la dirección general del Área Académica Técnica de la universidad dependiente de la Secretaría Académica, y un servidor especialista en Administración Pública.
Se trabajó en la integración del desarrollo curricular por espacio de 9 meses, más o menos. Fue un proceso un tanto complicado porque se hizo un poco de lado mi propuesta para empezar prácticamente desde ceros. La verdad es que algunos compañeros académicos no me dejaban de ver con desconfianza, como si fuera alguien que los quería sorprender. Muchas discusiones se suscitaron por lo tanto, desde que querían que la carrera se llamara Ingeniería en Gestión de Riesgos y yo, necio como soy, insistía que llevara el de Protección Civil. Finalmente quedó con el nombre tentativo de Ingeniería en Gestión de Riesgos y Protección Civil, según esto que porque la primero ya superó a lo segundo, lo que no es cierto, primero está lo segundo porque pone por delante a las personas y lo primero estudia posibilidades, probabilidades, es también planeación y modelos matemáticos y actuariales para prospectar la presentación de eventos catastróficos.
Finalmente se nos atravesó el cambio en rectoría y la doctora Sara Ladrón de Guevara paró todo por falta de dinero. Ya habíamos avanzado un kilo y medio de papel (estudios) y tuvimos un avance en el plan de estudios como de un 90%, pero hasta ahí llegamos y todo quedó en stand bye. A partir de ahí yo me dediqué a promover ante el gobierno federal otra vertiente de la protección civil que era fundamentalmente que el gobierno mexicano promoviera ante la ONU la creación de un organismo dependiente de Naciones Unidas que en específico fuera el encargado de coordinar todos los esfuerzos –y recursos monetarios y en especie- para atender mundialmente todo evento catastrófico que se llegase a presentar en cualquier parte del mundo.
Es cierto que la ONU cuenta con lo que se conoce por sus siglas en inglés como la UNISDR (Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres), pero otra vez volvemos al debate que si bien la disminución de riesgos es importante, es todavía más importante la protección de las personas. Por ejemplo, un evento terrorífico como este sismo que estamos padeciendo, la verdad es que no había la manera de preverlo, irrumpió cuando menos no lo esperábamos y ahora lo que nos queda es proteger y poner a salvo a todos aquellos que sufrieron por las consecuencias del sismo, es decir, esto se llama simple y llanamente protección civil. Necesitamos una fuerza internacional de la ONU que actúe como unos cascos azules pero de la protección civil, una fuerza de rescate internacional que se ponga en acción inmediatamente después de que ha ocurrido el desastre, pensemos en esta fuerza auxiliando a nuestro país en las actuales condiciones de desastre que estamos viviendo.
Pero no solo eso, es súper urgente que se cree un fondo internacional para que el mundo, los países que resultasen afectados por la presentación intempestiva de un evento trágico (terremoto, tsunami, incendio, inundación, etc.), puedan disponer de un fondo internacional contra los desastres, desde la reconstrucción de las áreas afectadas, la atención a víctimas, el pago de seguros de desastres, etc., es decir, una especie de Fonden, nada más que internacional. Pero otra cosa más, este organismo internacional deberá contar con personal especializado, desde médicos, paramédicos, enfermeras, rescatistas, bomberos, ingenieros civiles, equipo terrestre y anfibio, maquinaria preventiva y de emergencia, hospitales navales, casas de campaña, cuerpo canino, medicinas, agua potable, equipo para combatir incendios y otro tipo de posibilidades asistenciales.
Atender eventos trágicos en lugares apartados dificulta la llegada de apoyos internacionales y de cuerpos de auxilio, este organismo movilizaría entonces toda la ayuda internacional a cualquier parte del mundo, coordinaría todos los esfuerzos y ayudas, y también administraría los recursos del fondo. Esto permitiría que cualquier país que sufriera un desastre no estuviera a expensas de una ayuda internacional que bien puede llegar o no, de la misericordia de los Estados y gobiernos y de la conmiseración del mundo.
Hoy por ti, mañana por mí.
(*) Candidato postulado al Premio Nacional de Protección Civil 2017
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@marcogonzalezga