«La contradicción entre lo que ocurre en la sociedad y lo que ocurre en el mundo público es insostenible. México cambia a ritmo acelerado pero de manera invisible para quien no lo quiera ver y el desempate entre lo que se observa entre los debates sobre la sucesión y lo que ocurre en las profundidades de la sociedad es extraordinario. No es obvio cuál será el desenlace de la confrontación que se cocina en este caldo de cultivo, pero no tengo duda de que todo dependerá de lo forma en que acaben comunicándose o integrándose las organizaciones civiles y urbanas con las de raigambre popular. Es decir, ante la incapacidad de los políticos de salir de su pequeño mundito, el futuro lo decidirá la disposición y capacidad de la sociedad para unificarse y aprender a convivir, independientemente de su origen social o nivel económico. Lo escribe en «Reforma».