En el pasado ya he comentado lo costoso que resulta el INE, antes Instituto Federal Electoral, porque sus funciones y atribuciones se elevaron a rango constitucional de manera más que exhaustiva. Son 8 páginas que el artículo 41 de la Constitución General de la República están dedicadas a la materia electoral, lo que incluye disposiciones desproporcionadas como por ejemplo el salario que deberán devengar los consejeros electorales, y que el Congreso Federal en mal momento igualó al que devengan los señores ministros de la Corte.
Ya lo había yo señalado antes, esta disposición, como ya lo reiteré en el párrafo precedente, me parece excedida porque, en principio, ningún salario debería estar fijado de esa manera en el texto Constitucional precisamente porque adquiere un rango constitucional, intocable digamos, lo que imposibilita cualquier revisión a la baja de dicho salario porque inmediatamente se aduce –los primeros que saltan para defender ese privilegio son los propios consejeros, obvio- que no se puede por un procedimiento simple por estar fijado precisamente en nuestra Carta Magna.
Pero eso además de ser un problema central porque equipara de manera equívoca el salario de los consejeros electorales al altísimo que devengan los señores ministros, más prestaciones, ayudas, vacaciones y privilegios de todo tipo, lo cual, ya lo he dicho antes, es incorrecto porque no es lo mismo ser ministro que consejero, con todo el respeto que me merecen estos últimos. En principio para ser ministro de carrera le cuelga, porque para llegar a tal estatus se requiere de una larga carrera dentro del Poder Judicial Federal, lo que supone además de vastas credenciales académicas, ya sabe usted maestrías, doctorados y posdoctorados, de exámenes de oposición y los ascensos y las plazas se van ganando por concurso para otorgárselos al abogado más capacitado. En el caso de los consejeros no, que me perdonen nuevamente pero son posiciones que los partidos políticos se reparten dentro del Consejo General del Instituto. O sea, los méritos son otros.
En pocas palabras, el INE resulta un organismo caro, casi un lujo que los mexicanos estamos pagando por resultados en su acción muy exiguos. Y para esto voy a poner un ejemplo en donde solicité la intervención del INE para defender mis más mínimos derechos políticos. Resulta que me encontré una nota por ahí perdida en algún portal que invitaba a los ciudadanos a checar si no habían sido afiliados indebidamente a algún partido político. Por pura curiosidad junto con mi esposa entramos al sitio para verificar si no nos habían afiliado oficiosamente a algún P. P., y cuál fue nuestra sorpresa que sí, que estábamos afiliados al partido Nueva Alianza.
Como debe de ser, mi esposa y un servidor presentamos un recurso de queja ante el INE, conjuntamente y en distintos momentos, al lado de otros 79 ciudadanos. De esto hace 5 meses, y apenas recibimos ambos una notificación del curso que se le dio a nuestra queja. Mediante un legajo de 15 hojas de un muy rimbombante acuerdo, que contempla toda la historia del por qué el INE llegó a la tremenda determinación como producto de la queja, citando a todo el amplio marco legal que lo facultó para la tremenda decisión, con la inscripción en escalerita de los nombres de los quejosos, 81 en total, con notificaciones grandilocuentes hechas por conducto de dos actuarios (mandaderos) y con la firma de un funcionario titular de la Unidad Técnica de lo Contencioso Electoral de la Secretaría Ejecutiva del INE, MAESTRO Carlos Alberto Ferrer Silva, se nos notificó la gloriosa determinación del Instituto de que nuestra queja de una afiliación indebida, con el uso de nuestros datos personales por supuesto, mereció que el Partido Nueva Alianza recibiera la sanción de una A M O N E S T A C I Ó N.
O sea, no se le ordenó que nos dieran de baja de su padrón de militantes y que nos borrarán de todas sus listas habidas y por haber, el PANAL tiene toda la carga de la prueba en su contra porque no va poder demostrar que mi esposa y un servidor nos afiliamos a ese partido. Perdonen ustedes la expresión inusitada que voy a decir, pero ¡qué mamadas son esas de este Instituto que nos sale tan caro!
Amigas y amigos, como quiera no se dejen. Entren a la página del INE o comuníquense al teléfono 01800 del organismo y soliciten que los orienten acerca de cómo verificar si su nombre no aparece indebidamente en el listado de afiliados de algún partido político. Se pueden llevar una sorpresa.
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@marcogonzalezga