“Temor y Temblor.”

Uno de los acontecimientos más importantes en la historia de la humanidad fue la Reforma Protestante encabezada por el monje agustino Martin Lutero. Para muchos historiadores con la Reforma iniciada en 1517, llegó la modernidad, esto implica que además de ser un movimiento meramente espiritual y religioso, con la Reforma se inicia la crítica a los sistemas preestablecidos, ser modernos es pensar con nuestro propio entendimiento. Lutero manifestaba que cualquier persona podía leer y comprender la biblia, por ello el monje agustino tradujo la biblia del latín a su lengua vernácula el alemán.
Martín Lutero jamás pretendió crear una religión independiente a la católica, lo que buscó fue criticar la corrupción que reinaba en la Iglesia para reformarla o limpiarla de sus males, el verdadero objetivo de Lutero era restaurar el cristianismo original a la Iglesia, enseñaba que la salvación provenía por la fe en Cristo y no por las obras o por el pago de las famosas indulgencias.
La respuesta a la Reforma no se hizo esperar y se dio a través de la Contrarreforma encabezada por Ignacio de Loyola, los años pasaron y el legado de los principios planteados por Lutero adquirieron un valor incuestionable, diversos pensadores, filósofos, sociólogos y artistas, escribieron obras teniendo como base fundamental lo expuesto por Lutero, y el libro con el que iniciamos este mes dedicado a conmemorar los 500 años de la Reforma se titula: “Temor y Temblor”, del Teólogo y pensador Danés Sören Kierkegaard (1813-1855).
Lo primero que hay que decir de Kierkegaard es que ante todo fue un hombre de fe, en sus inicios perteneció a la Iglesia Protestante, pero con el paso del tiempo Kierkegaard al igual que Lutero se convirtió en un acérrimo crítico de los sistemas establecidos, el pensador Danés manifestaba que la cristiandad de su época estaba alejada del cristianismo y el objetivo de su fuerte crítica era que los hombres volvieran a la fe original, había que ser cristiano en esencia y no en apariencia.
Kierkegaard dividió la etapa de la vida en tres estadios los cuales son: “El estético, El ético y El religioso”, sobre esta estructura el pensador empieza a escribir una serie de obras donde presentará a través de sus personajes la forma de vida de los estadios antes mencionados, señalando que el hombre que se encuentra en el estadio religioso: “El oriente de su vida es Dios y su única arma la fe. Ha escogido el absurdo, la paradoja, ha renegado de la razón. Por eso se encuentra solo ante Dios.”
Es importante puntualizar que todo el pensamiento kierkegaardiano se basa en la crítica contra el postulado del filósofo alemán Friedrich Hegel, quien presenta a la razón como el único medio confiable para describir, resolver y explicar la realidad.
Kierkegaard reconocía lo valioso de la razón como un medio para comprender y desarrollarnos en este mundo material y finito, pero precisamente la razón tenía un límite y este consiste en que aún hoy en día no puede darnos respuestas a temas eternos y existenciales como la muerte o la eternidad, el problema de la finitud nos angustia a todos y el único camino para encontrar la respuesta se encuentra en lo absurdo, es decir, la fe.
Partiendo que la crítica central será contra el sistema filosófico hegeliano, Kierkegaard en un periodo de diez años escribió varios libros donde crea personajes ficticios para presentarnos su pensamiento y postulados en los tres estadios de la vida. “Temor y Temblor” es uno de los libros claves en todo el pensamiento Kierkergaardiano, el supuesto autor del libro se llama Johannes de Silentio, y el protagonista central de la temática desarrollada en la obra es el personaje bíblico Abraham, quien representa ser en el pensamiento judeo-cristiano el padre de la fe.
En la obra nos encontraremos que la fe está representada por lo absurdo, y de manera breve expondré una pequeña parte de lo desarrollado en el libro. Dios le prometió a Abraham que en su semilla serían benditos todos los linajes de la tierra, resulta que esa promesa tardó mucho en llegar, al final cuando Abraham y su mujer Sara eran muy viejos llegó el nacimiento de Isaac, al tiempo Dios le pidió a Abraham que le ofreciera en sacrificio a su único hijo amado, Abraham a pesar del dolor que le representaba perder a su hijo, no dudó en llevar a cabo el sacrificio, la historia final es conocida por todos, un cordero sustituyó a Isaac en el sacrificio, pero aquí Kierkegaard se pregunta cómo podrá explicar la razón este acto de fe, para la razón esto es incomprensible y bajo esta óptica Abraham terminaría siendo un simple loco asesino, este absurdo sólo se puede comprender a través de la fe, de la comunicación singular con Dios, por ello Kierkegaard afirma: “Abraham creyó; no dudó y creyó en lo absurdo.”
La Iglesia contemporánea de Kierkegaard cómodamente adoptó y adaptó los postulados filosóficos de su época a los postulados de la doctrina cristiana, es muy fácil vivir un cristianismo sin fe y sin compromiso espiritual, la mayoría optaba por los placeres momentáneos, y dirigiéndose a la jerarquías religiosas el pensador Danés les decía: “Pero si yo viniera a saber dónde habita un verdadero caballero de la fe, me podría en el acto en camino hacia aquel lugar, pues esa es la clase de maravilla que me interesa. Me sentiría como quien ha encontrado un sustento en esta existencia y dividiría mi tiempo dedicando una parte de él a observarlo y otra a ejercitarme yo mismo, de modo que todo mi tiempo sería empleado en admirarlo.”
Dos palabras pueden describir al gran pensador Danés, pasión y fe, Kierkegaard afirmó: “A nuestra época le sobra reflexión pero le falta pasión, se aferra a la vida y morir es uno de los saltos más importantes que se pueden ejecutar… A la luz de la fe, el creyente entiende que este absurdo, lejos de ser tal, es la única verdad capaz de darle salvación eterna.”
La figura de Kierkegaard es cautivante, independientemente a la ideología religiosa, su fe es contagiosa, aclaro, su fe, todo lo demás es razonablemente discutible y cuestionable.
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