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Noreste.net.

“Hace chingo de frío en las madrugadas”, exclaman familias de las faldas del volcán Pico de Orizaba. En el municipio de La Perla la gente pobre debe soportar, a pie descalzo, temperaturas por debajo de los cero grados con el paso del ciclón invernal.

La jornada inicia a las 5:00 de la mañana para los hombres, mujeres y niños del campo. Rosa Balderas de la congregación San Miguel Chinela echa 10 kilos de tortillas, mientras su esposo sale con los pies morados del frío a cortar papas en el huerto familiar.

Las ráfagas de viento glacial hacen crujir las láminas del techo. José Francisco teme que se vuelvan a caer como hace un mes. Para las 7:00 de la mañana, el café caliente y las tortillas ya están preparados. “Pancho” entrega 10 kilos de papa cosechadas, mientras su mujer ordena inmediatamente a los niños que acerquen el anafre, quienes casi meten las manos al fuego para descongelarlas.

Al término del desayuno, “Pancho” prepara las herramienta para recolectar leña para el fuego de en la noche. El día culmina a las 8:00 de la noche, ya para entonces el frío y la penumbra imposibilitan andar por el lindero.

No obstante, los niños se dan tiempo para divertirse: inventan canchas de futbol en los huertos y con imaginación, una pelota de trapos se convierte en balón Adidas.

“Pancho” une los dos colchones tamaño individual y arroja todos los trapiches posibles. Llama a todos a dormir, incluso deja pasar al perro y al gato, quienes una vez acomodados los integrantes, ocupan su lugar a la altura de los pies. Ahí se acurrucan y comparten el calor corporal.

Así duerme una familia en las faldas del volcán; así apacigua los gélidos vientos que se filtran entre rendijas de la casa de madera.

El alcalde Miguel Bautista García preocupado, visitó las congregaciones y rancherías para evaluar qué necesitan e iniciar las gestiones para llevarles ayuda a las familias de la zona serrana.