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Cuando se trata de desarrollo tecnológico, manejo de información y transparencia de datos existen dos tipos de personas, los conservadores y los liberales. Este tipo de grupos se presentan en torno a cualquier temática, pero cuando de información y tecnología se trata dichas opiniones dentro de los mismos se diversifican. Hay personas que consideran que todo debería ser público, que el conocimiento de la información de absolutamente todo y todos debería estar permitido, otros consideran que esto invade la delgada línea entre lo público y lo privado, se mantienen en un equilibro entre los conservadores y liberales, pero también están los que quieren ocultar el mundo a otros, porque la información mal empleada o mal interpretada puede generar daños terribles.
Sea cual sea la opinión que cada uno de nosotros tenga, lo cierto es que el uso de datos puede generar múltiples consecuencias. Creo firmemente que la información es poder, lo cual no significa que siempre saber algo nos haga poderosos, a veces el que sepamos le da poder a otros, tener el control de lo que sabemos de otros o lo que otros saben es una de las mayores ambiciones de empresas y gobiernos, porque así de manera literal podrían manejar el mundo, sin embargo el boom tecnológico al que nos enfrentamos en la actualidad ha dificultado la regulación de datos, la delimitación adecuada entre esferas que puedan protegernos, pero ¿realmente queremos tal protección?
De manera frecuente surgen escándalos o discusiones por datos que alguien considera no deberían darse a conocer o por cómo fueron manejados, del mismo modo que surgen debates por falta de transparencia en la información. Personajes como Edward Snowden han intentado hacernos reflexionar sobre el valor de nuestra información, de cómo es utilizada por algunos gobiernos, principalmente en estados unidos, casos como el espionaje con Pegasus nos pusieron la piel chinita un tiempo pero de inmediato ignoramos las repercusiones de ello. Recientemente Snowden desarrolló un sistema que invertiría el espionaje, si el gobierno tiene derecho a saber todo de sus ciudadanos ¿no debería ser a la inversa?, dicha creación desató opiniones polarizadas en el mundo y con justa razón pues conocer todo lo que hace nuestro gobierno es indispensable pero hay asuntos que son estrictamente confidenciales con la finalidad de protegernos, o al menos eso se nos ha dicho desde el principio de los tiempos.
Iniciamos el año con dos escándalos mediáticos, el primero fue por una de las figuras más conocidas en el ámbito socio digital, una estrella de internet decidió acudir a uno de los bosques más famosos de Japón donde cada año decenas de personas se quitan la vida, por lo que el bosque Aokigahara es conocido como el bosque de los suicidios, ahí Logan Paul grabó un video mientras se topaba con un cadáver mismo que de inmediato retiró de la red debido a las fuertes críticas, posterior al evento el Youtuber se disculpó alegando que no había subido el contenido buscando burlarse sino hacer reflexionar a otros sobre el suicidio, de igual forma recalcó que al grabarse en todo momento de su vida pueden existir hechos que otros interpreten de forma distinta a lo que él quería comunicar.
Otro suceso de gran revuelo en las fechas fue la publicación del libro que Trump no quiere que leas, el simple hecho de catalogar a una obra como prohibida llena de intriga a otros y lo ha vuelto la publicación más vendida. El actual Presidente de los Estados Unidos señala que todo lo escrito en la obra es falso, que hay datos que no deberían estar ahí, mientras tanto el autor recalca que ese libro puede representar el fin de su mandato. No es la primera vez que un libro daña la imagen de un funcionario, ha pasado en México y en muchos otros puntos, sean verdaderos los hechos o no, la información genera opiniones.
En ambos casos encontramos puntos en común, el libro o el video son solo datos, es el uso o la interpretación de los mismos lo que trae grandes repercusiones. Podemos poner a disposición de todos, la infinidad de datos y conocimiento que exista, no obstante aún no estamos preparados para saber actuar después de tenerlos, existe quien a través de los datos aprende y mejora, pero también hay personas que lucran o destruyen gracias a información que quizás nunca debieron conocer. La transparencia está surgiendo en distintos ámbitos, es un hecho que las personas cuando se sienten observadas actúan diferente, generalmente tienden a ser mejores, por eso en redes sociales compartimos lo mejor de nuestras vidas aquello que nos posiciona de determinada forma, pero quizás inconscientemente estamos dando a conocer más de lo que creemos.
A partir de ahora reflexionemos un poco sobre lo que otros comparten, lo que escuchamos, lo que se nos dice y sobre todo analicemos con más detenimiento qué estamos compartiendo nosotros, los usos de esos datos y las repercusiones de los mismos, la información sin duda es poder ¿pero quién tiene realmente el poder en estos momentos?.