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AFP

El papa Francisco dedicó este miércoles la misa que oficia en el aeródromo de Maquehue de Temuco (sur), que fue lugar de detención y de «graves» violaciones de los derechos humanos durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), a las víctimas del régimen militar.

«Esta celebración la ofrecemos por todos los que sufrieron y murieron y por los que cada día llevan sobre sus espaldas el peso de tantas injusticias», dijo el pontífice en su homilía de la «Misa por la integración de los pueblos», ante los aplausos de los asistentes.

El papa pidió un momento de silencio por tanto «dolor y tanta injusticia».

Veintisiete años después del fin de la dictadura, su legado aún perdura en varias áreas de la sociedad chilena.

El papa Francisco arremetió contra el recurso a la violencia en la lucha por el reconocimiento de los pueblos, en la homilía pronunciada en elcorazón de La Araucanía, en plena tensión por el conflicto mapuche.

«Es imprescindible reconocer que una cultura del reconocimiento mutuo no puede construirse en base a la violencia y destrucción que termina cobrándose vidas humanas», dijo el pontífice.

«No se puede pedir reconocimiento aniquilando al otro, porque esto lo único que despierta es mayor violencia y división», aseguró el papa ante las miles de personas que asisten a la misa en esta región que ha sufrido en la última madrugada varios ataques.

Por el momento, el saldo es de un policía herido, tres templos católicos y uno evangélico con daños de diversa consideración, y vandalismo a tres helicópteros de empresas forestales, según autoridades chilenas.

Los autores dejaron panfletos en las iglesias alusivos a la demanda mapuche que exige la restitución de tierras.

El papa escogió visitar Temuco (800 km al sur de Santiago) para tomar contacto directo con indígenas mapuches, la etnia más importante de Chile, que denuncia discriminación y abusos y reclama la restitución de territorios ancestrales hoy en manos privadas.

La unidad, «si quiere construirse desde el reconocimiento y la solidaridad, no puede aceptar cualquier medio para lograr este fin», porque la violencia, «más que impulsar los procesos de unidad y reconciliación, terminan amenazándolos», sostuvo el pontífice.

Después de la liturgia, el papa se reunirá con un grupo de indígenas, cuyas identidades aún no fueron reveladas por la organización del encuentro, para posteriormente regresar a Santiago.