¿Usted ya la probó?
Me refiero por supuesto a la marihuana (mois, mariguana, hierba, mota, grifa, ‘maría’, etc.). Espero que a nadie le ofenda la pregunta. En el caso de un servidor sí, y lo digo sin ambages, tampoco es algo que me enorgullezca, pero soy humano y he procurado que nada de los que es humano me sea ajeno. También, en alguna época fui joven y siendo jovenazo, nunca le faltó a uno un ‘alma caritativa’ que se le acercara piadosamente para ofrecerle un toque de la ‘maría’.
No me arrepiento de las dos o tres veces que la probé. Nunca me agradó la sensación como de aletargamiento –alentamiento- que me provocaba, de sueño, ¡mucho sueño!, la boca seca, también hambre, ¡mucha hambre!, pero también de cierta lentitud de reflejos. No era lo mío, nunca fue lo mío y respeto invariablemente a los amigos y desconocidos que todavía hoy le siguen pegando al ‘churro’, algunos de vez en cuando y, otros, de vez en vez. Tengo muy presente la metáfora Basurtista, del dramaturgo Luis G. Basurto, de que, siendo adultos, pues cada quien su vida y cada quien es responsable de sus actos.
El problema es cuando alguien te inicia en el mundo de las drogas, así sea éste el de la marihuana, y todavía eres menor de edad. Ahí hay una frontera irreductible que hay que tomar en cuenta. Conozco un lamentable caso, del cual me reservo detalles, de un amigo al que alguien inició en este mundo siendo éste apenas un chaval de once o doce años y, sin meterme en juicios que no me corresponden, creo sinceramente que le malograron la vida. Pero ese es otro cuento al que algún día nos vamos a referir con mayor profundidad.
Y lo anterior lo traigo a colación porque hace unos días, el secretario de Turismo del Gobierno Federal, Enrique de la Madrid Cordero, un tipo que me parece muy asertivo, por cierto, al menos más que su difunto e ilustre padre, declaró en una posición personal bastante honesta, que el país debería de abrirse a la posibilidad de legalizar la verde para uso recreativo en los estados de Baja California Sur y de Quintana Roo, y dio sus razones del por qué lanzó al aire tal idea: “Nos haría un enorme daño perder esos destinos por temas de combate al narcotráfico. Yo creo que el hacer legal no solo el consumo sino la producción y venta de marihuana contribuiría junto con otras acciones a (tener) destinos más seguros”.
Es más, de la Madrid fue más allá en su razonamiento cuando se mostró partidario de que no se «desvíen recursos que podrían utilizarse para escuelas y hospitales para combatir el consumo de esta droga”, ya que, remarcó, «científicamente hablando, la marihuana es mucho menos dañina que el alcohol y el tabaco». Bueno, yo no me voy a meter en esa discusión científica, pero sí coincido con que el alcohol y el tabaco pueden ser más dañinos. En los Estados Unidos, por ejemplo, hay millones de personas que toda su vida han consumido la droga, y ahí están, con nadie se meten, pueden ser incluso, parejas de venerables personas de la tercera edad que le siguen pegando a la mois, y en estados como California, en donde ya fue autorizado su uso recreativo, van a un establecimiento comercial en donde la pueden adquirir legalmente.
Si a mí preguntaran en una encuesta seria que qué opino de una eventual despenalización, la verdad es que diría exactamente lo mismo que acabo de decir aquí, esto es, en tratándose de adultos, si a derechos nos vamos, pues cada quien que haga de su vida un papalote. Es como los casinos que ahora abundan por todo México, jamás se va a encontrar en ellos a menores de edad y, en contrario, están llenos de personas adultas, muchos de ellos adultos mayores, que se pasan horas jugando su dinerito de manera despreocupada.
La idea de de la Madrid está como para pensarse seriamente.
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@marcogonzalezga