El Día del recolector de basura, que se celebra el primero de febrero, es una fecha que pasa desapercibida entre la sociedad, pues es mínimo el reconocimiento que se hace a los hombres y mujeres que se ganan la vida levantando las bolsas de desechos sólidos.
Los trabajadores de Limpia Pública se enfrentan con la falta de conciencia ciudadana, pues en muchas ocasiones los pobladores arrojan su basura a las calles sin pensar en las condiciones que deben operar estos empleados municipales.
“A veces las bolsas no las cierran y se llenan de agua”, comentan unos, “o nos dejan cajas con arena y eso pesa mucho además de que no la podemos echar al camión”, señalan otros; la mayoría de los empleados prefiere no dar su nombre, pero sí desean exponer un poco de las condiciones en las que trabajan.
Sin uniformes, la mayoría usa viejas chompas de Petróleos Mexicanos (Pemex), zapatos en lugar de botas de trabajo y qué decir de guantes o cubrebocas. Con escobas y arañas que ya vieron su mejor vida quedar atrás levantan las bolsas, latas, envases y hojas que la gente deja en las aceras desperdigadas sin pensar en las personas que deben realizar esta difícil tarea.
En la recolección de basura hay riesgos, pues no faltan los pobladores que arrojan jeringas o artículos punzocortantes sin algún aviso o protección, por lo que cuando meten las manos para levantar los desechos, pueden llegar a cortarse o pincharse con ellos.
Los trabajadores también ganan un ingreso extra vendiendo las latas de aluminio o las botellas de pet, por lo que s los habitantes dejaran su basura separada no sólo sería más fácil para ellos, sino que aumentaría la cantidad de basura que se recicla en Agua Dulce, en lugar de terminar toda en el basurero municipal.
Lo que más piden los recolectores a la ciudadanía es que el vidrio lo dejen envuelto en periódico, que no arrojen objetos cortantes o espinas de flores si no están envueltas en algo para evitar que se lastimen y que no dejen bolsas con tierra o escombro, pues son pesadas y al creer que son livianas pueden llegar a lastimarse.
Dejar la basura desperdigada también es una falta de respeto para los empleados, además de que quita tiempo y retrasa la ruta de recolección de basura; por ejemplo, una de las colonias más problemáticas en este tema es la Cuatro Caminos, que a pesar de gozar con una recolección constante, es de la que más sucia luce, pues los vecinos llegan a sacar sus bolsas incluso a pocos minutos después de que el camión se fue.
Una de las calles que más refleja este problema es la Cerro Azul, esquina con Naranjos, conocida como “la esquina de la basura”, pues los pobladores no sólo dejan decenas de bolsas con desechos, sino que llegan a dejar los desperdicios regados, lo que además de provocar una mala imagen a la colonia, representa un foco de infección.
Los trabajadores de recolección de residuos no suelen ser festejados o conmemorados en su día, pero sin ellos la ciudad sería un caos, por lo que sólo piden un poco de comprensión a su situación: basta con más conciencia ciudadana para que ellos puedan ofrecer un mejor servicio.