Un 4 de febrero de siglo pasado, nació en Chicontepec, mi padre, Gilberto Bustos Cerecedo, hijo de Carlos Bustos Olivares y Herminia Cerecedo….Los familiares más “veteranos” refieren que la familia tenía sus reales en la huasteca veracruzana empalmada con la hidalguense, por el municipio de Xochiatipan.

Gilberto, hermano de Carlos, Miguel, Prudencia, Agripina y Esperanza Bustos Cerecedo…Primo de Felipe y Julio Cerecedo, todos huastecos, todos chiconeros.

Hoy, mi hermano Felipe (El Dos), desde temprana hora hizo un recordatorio a los hermanos, enviándonos unas fotografías de la una acreditación de las Guerrillas del Estado, firmadas por el General Lindoro Hernández y por el General Adalberto Tejeda Olivares, quien fuera gobernador del estado.

Así quiso mi hermano recordar a mi padre, quien después de ser parte del equipo de confianza de Tejeda, pasó a ser maestro en las Escuelas Normales Rurales del país, habiendo trabajado, de las que yo sé, cuando menos en las de Tamatán, Tamaulipas; Panotla, Tlaxcala; Ayotzinapa, Guerrero; Tamazulapan, Oaxaca y Misantla (posteriormente, Perote).

En este mismo espació, he escrito algunos recuerdos de mi relación con mi padre, hoy, trascribo algunas de esas líneas:

“Perdí a mi padre, apenas al concluir los estudios del tercer grado de secundaria, que cursé en la gloriosa Escuela Normal Rural “Enrique Rodríguez Cano” de Ximonco, en el municipio de Perote… El haberse dado la pérdida a tan corta edad, provoca que en ocasiones no recuerde muchas cosas de nuestra relación… Ya que mi ingreso a la Normal Rural de Perote, como la de todos mis compañeros de aula, fue apenas habiendo concluido la educación primaria, lo cierto es que no había recursos para viajar constantemente a Misantla, en donde radicaba la base familiar…tampoco para que mis padres fueran a visitarnos hasta las faldas del Cofre de Perote.

Sin embargo, cuando las grandes dificultades apremian mi sistema nervioso, su recuerdo aparece en mi mente y pareciera que sentado a mi lado me dice palabras certeras que me ayudan en la toma de decisiones y, esto es lo importante, que la figura del padre surge cuando hace falta y marca ruta cuando se necesita luz en el camino.

Esta es mi experiencia como hijo ante la ausencia física del papá…. Esa es mi experiencia como hijo acompañado, en la mente, por su padre”.

Hoy, 4 de febrero de 2018, cuando mi padre hubiese cumplido 114 años, lo recuerdo, como lo recuerda Felipe, mi hermano, el escritor, con gratitud por la vida y con añoranza por la ausencia física, pero, con orgullo por la sangre y la herencia de No rendición, anteponiendo firmeza por nuestras ideas, así como por la lucha en defensa de nuestras libertades para el pleno ejercicio de nuestros derechos… Con eso es suficiente, sin una palabra más.

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