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AP

A medida que se acerca el comienzo del famoso Carnaval de Río de Janeiro, las autoridades del estado brasileño informaron el jueves que reforzaron la seguridad, luego de una ola de violencia generada por pandillas de narcotraficantes rivales.

El gobernador de Río de Janeiro, Luiz Fernando Pezao, dijo en una conferencia de prensa que actualmente hay más de 17 mil efectivos desplegados en todo el Estado a diario, incluidos 2 mil agentes adicionales que estaban fuera de turno y fueron llamados para regresar a sus puestos durante el evento.

El año pasado Río utilizó casi 12 mil elementos de la policía durante el carnaval, pero también contó con la ayuda de 9 mil miembros de las fuerzas armadas del país. El carnaval más famoso de Brasil comienza el viernes y termina el martes.

El portavoz de la policía de Río Ivan Blaz dijo que en está ocasión no es necesario tener presencia militar. “Este es el aumento más grande que el carnaval ha tenido en número de policías en las calles”, indicó Blaz. “Ese número es lo que necesitamos para darle a la gente un carnaval seguro sin perder la presencia en las partes más delicadas de la ciudad”.

El gobernador Pezao también prometió pagar a los policías más de 20 millones de dólares en salarios atrasados y resucitar un programa de bonificaciones que había sido recortado debido a la crisis financiera del Estado. Dijo que su decisión se debe a un aumento en los ingresos del Estado.

Los funcionarios han dicho que la baja moral en la policía del Estado también animó a las pandillas a enfrentarse, lo que podría afectar la fiesta más grande de la ciudad de Río.

“No es fácil enfrentar los que enfrentamos con una crisis económica como la que tiene Río”, señaló el gobernador y agregó: “Pero ahora tenemos el dinero para decir que podemos pagar”.

El secretario de seguridad de Río, Roberto Sa, indicó que las pandillas de narcotraficantes representan un desafío comparable al de una fuerza bélica para la policía. Semanas antes del comienzo del carnaval, los enfrentamientos ocasionaron el cierre de varias vías principales de la ciudad y ha habido varias víctimas.

“Tan solo en lo que va del año hemos incautado 65 armas de asalto, 42 elementos de la policía resultaron heridos y cinco murieron. Esto hace que los criminales se sientan poderosos”, explicó Sa. “No podemos aceptar eso y trabajaremos aún más para detenerlos”, puntualizó.

Horas antes, se llevó a cabo el entierro de un niño de 13 años que murió durante un tiroteo entre la policía y supuestos narcotraficantes en una favela de Río.

Jeremias Moraes da Silva estaba caminando hacia su casa luego de haber ido a jugar fútbol el martes cuando fue alcanzado por una bala perdida en la favela de Mare. Murió al poco tiempo de haber sido trasladado al hospital.

El martes, Emily Sofía Neves Marriel, de tres años, murió por herida de bala durante un robo en el norte de Río.

El miércoles, una bala hirió a Joao Pedro Soares da Costa, de cuatro años.

De acuerdo con el grupo Río da Paz, que trabaja para reducir la violencia en el Estado, 44 menores han muerto por balas perdidas en Río de Janeiro desde 2007.