Julian Barnes

Editorial Anagrama

México, 2016

pp. 199

Es una novela histórica sobre la vida del gran compositor ruso Dimitri Dmítrievich Shostakóvich (San Petersburgo, 1906 – Moscú, 1975) que se queda a vivir en la Unión Soviética en los años del estalinismo y luego en los del gobierno de Nikita Jruschov, mientras que otras de las glorias de la música rusa huyen del régimen comunista. La vida de todos los días para el genial compositor no es fácil. Lo que haga o deje de hacer está a la vista de todos.

En enero de 1936, Stalin asiste a una presentación de la ópera Lady Macbeth en Mtsensk, compuesta por Shostakóvich y que estrena en 1934. La obra no le gusta. Días después en el periódico Pravda aparece un artículo que la califica como un ejemplo del arte formalista, decadente y desconectado del arte popular que promulga el socialismo. Se rumora que el mismo Stalin escribió el texto. Las representaciones se prohiben.

A partir de entonces el músico se enfrenta a la disyuntiva entre ser un héroe que se enfrenta al aparato soviético y seguramente a la muerte, o acomodarse a las exigencias del régimen a cambio de conservar la vida. Elige esto último. Sabe del alto costo que debe pagar. Así, se protege a sí mismo, pero también a su esposa e hijos.

La novela se estructura en tres capítulos. En el rellano, el primero, se habla del tiempo de su juventud. Todas las noches las pasa sentado afuera del elevador de su edificio, frente a su departamento, en espera de que las autoridades vengan por él. Así, la familia no tendrá que ser molestada y tampoco ser testigo directo de lo que pueda ocurrir. La suya no es una situación excepcional sino la viven miles de otras familias en el régimen de terror implementado por Stalin.

En el avión, la segunda parte, se da cuenta del tiempo de la madurez. Shostakóvich es enviado a los Estados Unidos como parte de una delegación de artistas soviéticos. Es una gira de propaganda controlada por el partido. Él se sujeta al libreto que le han dado y nunca se puede salir del mismo. El viaje es un “premio” por haberse rehabilitado. Ahora es un compositor que hace música para el pueblo. Es consciente de la humillación que sufre, pero no puede hacer otra cosa. Es el precio a pagar si quiere vivir.

El tercero, En el coche, narra el tiempo de su vejez. Es el tránsito del gobierno de Stalin al de Jruschov. Los funcionarios son los mismos. En esa época goza, entre otros privilegios, de un coche oficial y de un chofer. Es la recompensa que el sistema ofrece por haberse disciplinado. En esos años “solicita” su ingreso al Partido Comunista y lo nombran presidente de la Asosiación de Compositores de la Unión Soviética. Reflexiona sobre lo que ha sido su vida. Sabe que el fin está cerca.

Barnes construye un relato que nos hace ver el drama interno que vive Shostakóvich. Se alinea a las directrices del poder, para que él y su familia no sean víctimas de las brutales purgas impulsadas por Stalin. El compositor se dobla y aparece como un ser humano dominado por el miedo. En más de una ocasión desea la muerte, para salir de la angustia permanente en la que vive. “El terror es la esencia de la dominación totalitaria”, decía Hannah Arendt.

Lo que pasó a Shostakóvich lo vivieron miles de soviéticos en los años del stalinismo. Es la experiencia de la impotencia absoluta. La autoestima se quiebra. Lo que siempre está presente es el miedo a ser arrestado y luego asesinado. La única posibilidad de sobrevivir es someterse a los dictámenes del partido y de las autoridades que siempre tienen la razón. Ellas nunca se equivocan y siempre saben cuál es el camino que debe de seguir la patria y cada uno de los individuos que la integran.

El gran músico nunca se engañó, siempre entendió lo que pasaba, y de manera consciente se plegó a las exigencias de las autoridades. Compuso la música que cumplía con los cánones del arte socialista. Hizo, entre otras cosas, múltiples bandas sonoras para películas de propaganda. No había de otra. Su trabajo fue reconocido y premiado con distintas órdenes del ceremonial soviético. Pero en ese espacio asfixiante pudo crear grandes obras de arte que hoy seguimos escuchando.

En esta novela Barnes se adentra al conflicto siempre presente que se da entre el arte y el poder. Al poder le cuesta admitir la libertad del arte y sus creadores. Lo intenta acotar y poner a su servicio. Corteja a los artistas y si no puede los somete por la fuerza. Presenta también la lucha interior del artista entre la autocensura o la expresión totalmente libre. Y esto en el espacio político donde no auto contenerse lleva a la muerte. ¿Qué hacer?

Versión original: The Noise of Time, Editorial Jonathan Capa, Londres, 2016. Traducción del inglés al español de Jaime Zulaika. Primera edición en España y México, 2016.

@RubenAguilar