Lugar:
Fuente:
Excélsior

El ‘Zegacola’ se sirve frío y en su punto burbujeante para refrescar y agradar a los paladares acostumbrados a las bebidas comerciales de cola que se encuentran en el mundo; pero la diferencia es que este es un refresco elaborado por una familia de Santa Ana Zegache, un municipio de la región central de Oaxaca.

«No es una competencia con ninguna empresa», afirma el señor Antonio Ambrosio Salvador. «Si a las personas les gusta, que lo consuman».

La idea surgió del ‘Proyecto Zegache’, creado por el pintor Rodolfo Morales y la asesoría de una organización inglesa; un día de 2015 llegaron a preguntar quién quería aprender a hacer refresco.

«No sé si fue la curiosidad lo que nos llevó hasta allá, éramos varias personas, pero sólo quedamos nosotras», recuerda la señora Eufemia Cruz Benito.

Desde ahí, se volvió un proyecto familiar. La pequeña Josefina, aparte de mezclar las porciones exactas de los aceites de limón, naranjas, azúcar y otros ingredientes que compran desde Europa, es la mejor publicista del ‘Zegacola’.

«No tienen ningún conservador, no tiene muchos químicos, únicamente el gas del agua mineral», asegura Josefina Ambrosio Cruz.

Ya mezclados los aceites, se tienen que combinar con goma arábiga y aquí entra en funciones la única máquina de la empresa: un taladro.

El primero en decir ‘adiós’ a las marcas mundiales de refrescos y apostar por ‘Zegacola’ fue el restaurante ‘Los Danzantes’, ubicado en el Centro Histórico de Oaxaca, donde la bebida de Zegache está siendo aceptada.

«La aceptación viene tanto de nacionales como de extranjeros; están reaccionando muy bien, les gusta que es algo nuevo y diferente», comenta Víctor Ramírez, responsable de Relaciones Públicas de ‘Los Danzantes’.

Mientras el ‘Zegacola’ gana terreno, la familia Ambrosio Cruz sigue con sus labores habituales: el trabajo en el campo, la talla y restauración de madera, y los niños enfocados a terminar la primaria y secundaria.