*Entre las cosas que Dios no puede hacer, Tomás de Aquino destacaba que no podía “encolerizarse ni entristecerse”. Y también: “No puede hacer que un hombre no tenga alma”. Camelot.

MANEJAR POR LA IZQUIERDA

Desde chico, en las películas europeas veía con asombro que los volantes de los autos estaban en la parte derecha, no a la izquierda, como acostumbrábamos verlos. Para mover la palanca había que ser zurdo, como Fernando Valenzuela. Los ingleses se cuatrapeaban, como todo lo que inventaron. El primer auto que vi con el volante del lado derecho, fue hace muchos años. Sucede que estaba pajareando en Santander, en su puerto y llegó ese buque llamado Britanny Ferries, que navega de Porstmouth, Inglaterra a Santander, en la Cantabria española, viaje de unas 24 horas con camarote y tiendas y cuatro restaurantes, SPA, bien atendidos y comidos, para picudos de billete. Es común verlo llegar por lo imponente de su tamaño. Y al amarrarse al puerto, bajan los autos con esos volantes, autos ingleses de gente que los traslada para moverse en Santander o en la zona de la Cantabria. Cierta vez coincidí con el amigo Luis Gutiérrez Príncipe, ingeniero creador del Toreo de Orizaba y el gran Romanchu, que hacia su viaje anual con amigos suyos, se desprendió de ellos un rato y con nuestras esposas comimos en el restaurante el Rhin, por ahí de la zona del Sardinero, los afamados percebes, (un crustáceo que crece pegado a las rocas batidas por el oleaje del mar), una fabada y la tortilla de patatas y el cocido montañés, desde ahí al pie del mar cantábrico vimos alejarse ese imponente barco. La primera vez que vi el auto manejado por el lado derecho, llamó mi atención. Para ellos en la parte donde se maneja por la izquierda, debe ser aventurado en otros países, los letreros están del otro lado, y habría que cabecear como Cristiano Ronaldo para poder verlos bien. Pero ya saben ustedes cómo son los ingleses, todo lo inventan. Cuando Henry Ford creó el primer prototipo de auto, aquel Ford Modelo T de 1908, pues el volante se lo puso del lado donde lo traen todos en América, si no, el mundo hubiera girado por el otro lado.

EN ESE LONDRES

Una vez estuve en Inglaterra, en Londres, donde se maneja por la izquierda con el volante a la derecha, hay mucho turista y estamos acostumbrados a dos cosas, primero que las calles nuestras son de un sentido, una va y otra viene, en ellos no, una gran mayoría de calles son de doble sentido y ha habido tantos accidentes peatonales, porque el turismo lo ignora, que se vieron obligados a pintar en el pavimento donde se cruza la calle, un letrero donde te indica voltear para los dos lados. Son muy avanzados en muchas cosas, por ejemplo, los automóviles casi no entran al centro, si entran tienen que pagar una cuota de anualidad en libras, o diarias, que es un montón de dinero, le llaman Tarifas de Congestión y cuestan unas 12 libras, como 300 pesos diarios, una especie de Hoy no circula nuestro. Hay cámaras en todos lados, es la ciudad que cuenta con más cámaras de vigilancia en el mundo, existen en Reino Unido 6 millones de ellas, y en Londres hay un millón, una por cada 11 mil habitantes. Para Ripley, la ciudad más vigilada del mundo (Como el gobernador Yunes Linares quiere hacer en Veracruz, que instala día a día cámaras por doquier, así se identifica a la maluria). Por eso el centro de Londres nunca se ve en el atasco, como la maldita autopista de Capufe. Lo hacen así porque tienen sus servicios de transporte de primera: metro, autobuses de doble piso, bicicletas, y sus taxis que son los mejores del mundo, aunque los veamos raritos, al subirme a uno comprobé que atrás caben cinco pasajeros, tres viendo hacia el conductor y dos en los asientos abatibles del respaldo del asiento de chofer y copiloto, tienen buena cajuela, y son comodísimos, los fabrican solo para ellos, de ese tipo, de esas características. “See for both sides”, se puede leer traducido a que se voltee a los dos lados, cuando se cruzan las calles. Así evitaron accidentes.

NIÑOS CASA HOGAR

Hace unos días, antes de mi caída, había metido un sablazo (meter un sablazo es pedir una ayuda económica a alguien) a un par de amigos. Venia el regreso a la escuela y los Niños de Casa Hogar la Concordia de Orizaba, necesitarían sus tenis deportivos, para el regreso a clases. Entre dos amigos junté 3 mil pesos. Con esos 3 mil alcanzó para que los 17 niños estrenaran zapatos. Un día después hubo dos bajas, Jairo, el mayor, de 16 años, vino su familia por él para llevarlo a Chiapas, de donde son, a cuidarla que está enferma. Jairo vivió aquí por 9 años, contento y estudiando, pero la vida es así, tienen que buscar sus derroteros. Hubo otro niño que partió, Ángel, de Rafael Delgado. Se fueron tristes al despedirse de sus compañeros de vida. Compañeros de mañanas, tardes y noches, de las tareas y las diversiones, a veces. Aquí tuvieron sus primeras enseñanzas de vida y estudios y de convivencia. Aquí abrevaron la amistad y supieron reconocerla. Se van con buenas raíces, siempre antes de los alimentos daban gracias al Señor, por habérselos permitido. Algunos hicieron sus primeras comuniones. Niños de buenas calificaciones. Frutos del esfuerzo y del estar alejados de sus familias. Dios los guíe a estos dos y los siga cuidando y los haga buenos hombres, como aquí lo fueron, buenos niños, se les extrañará. Son niños que tienen familias, unos tienen padres, otros madres, que ahí los llevan por su situación precaria económica, y cuando andan en los 15 o 16 van por ellos a que se sumen al trabajo de la misma casa. Lo doloroso es que luego interrumpen sus estudios. Ni hablar.

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