Era una mujer práctica, racional y con una gran agudeza para encontrar la noticia. Cuando llegabas confundido de la calle con dos o tres ideas de un mismo hecho o conferencia, la respuesta era simple ¿y?, ¿cuál es el problema?, ¿en qué te afecta?, ¿qué repercusión tiene para los demás? Encontrabas la perspectiva y regresabas a tú lugar con la entrada del texto en la cabeza.
Reporteros y fotógrafos terminábamos en la oficina de la jefa, Martha Meza, para informarle lo más importante del día, pero la mayoría de las veces era para pedirle orientación –del trabajo o de la vida personal-. La conocí cuando todavía existían redacciones en los medios de comunicación, cuando llegabas a escribir avances y tenías asignadas guardias en el periódico, cuando no existía twitter y Facebook tenía un éxito incipiente.
Ella ejercía realmente la Jefatura de Redacción: tenía una clara división de las fuentes (no peleabas por la nota con el compañero porque cada quien cubría actividades diferentes), había una orden de trabajo diaria que recibías muy temprano en la redacción –la mayoría de las veces en persona y excepcionalmente vía telefónica-, había seguimiento a las noticias trascendentes y había la exigencia de entrevistas y temas exclusivos, pero siempre te decía el camino, por dónde buscar…
También había compañerismo y un equipo de trabajo integrado en la Sala de Redacción del Diario de Xalapa. Ahora que lo pienso era disciplina, orden y liderazgo ejercido por una mujer, cuando eran pocas las que podían llegar a cargos directivos de medios de comunicación en el estado de Veracruz. Y debía defender el trabajo de su gente entre puros varones en la junta de medio día.
En el estado de Veracruz, periódicos impresos y portales en internet tienen en puestos directivos en su mayoría a hombres, dejan a las mujeres como reporteras y en menor medida en algunas jefaturas de sección o de información general.
Acceder a cargos directivos en los medios de comunicación tradicionales y -en la última década- en las nuevas plataformas digitales ha sido un proceso largo y complejo para las mujeres, quienes deben trabajar jornadas mayores y desempeñar diversas funciones con salarios más bajos. Y Martha fue de las iniciadoras, fue de las pocas que en la década de los 90´s llegó a un cargo directivo, nos abrió camino.
También fue una de las primeras mujeres columnistas en Veracruz, “cuando escribir una columna era cosa de machos”, cuenta en su espacio González Levet, quien fue su jefe y director de El Sol Veracruzano. Recuerda que junto a Isaelda González Conde escribió “Por ellas”.
En este incipiente análisis que realicé hace un par de meses en 14 medios impresos con circulación estatal y regional en el estado de Veracruz; encontré que los hombres mantienen la hegemonía en el 72 por ciento de las empresas y las mujeres representan el 28 por ciento de los cargos directivos. El mayor porcentaje de féminas se encuentra en la dirección de Relaciones Públicas o Publicidad y en la actualidad solo dos fungen como editoras y/o directoras editoriales y dos más como directoras generales.
Martha se abrió camino en esa cultura desigual, trabajando tiempo extra y haciendo más labores, como muchas otras periodistas veracruzanas.
En el exterior, en oficinas y pasillos le temían, hablaban de Marta como una leyenda, una mujer difícil de tratar, exigente y fría, decían. Hasta el último día que la vi sentí su empatía, me preguntó por mi hija más pequeña, preocupada por su estado de salud y dando seguimiento a una charla de días atrás.
Era firme, sí; decidida, sí, luchadora, sí; dura, tal vez, pero era más en su afán por mejorar el trabajo de todos. Al final era nuestro nombre el que aparecía publicado, cuando en muchas ocasiones era ella la que estaba detrás del tema o la idea. Observadora, también, preguntaba por los detalles, esas cosas que para un novato pasan desapercibidas. Era una jefa que enseñaba, que te señalaba las faltas y hacía corregir tus errores, eso sí, las veces que fueran necesarias.
No se exactamente en qué momento se convirtió en mi amiga, si fue desde que trabajé con ella en el periódico, donde compartíamos un cigarro con algunas preocupaciones o alegrías, la mayoría relacionadas con sus hijos, o al salir de la empresa, en los constantes desayunos o encuentros con café de por medio. Lo cierto es que doy gracias por su amistad, tuvo las palabras adecuadas, en los momentos apropiados, espero yo también haber estado a la altura.
Cuando decenas de medios de comunicación agonizan afectados por la crisis económica y los efectos de la revolución tecnológica, es necesario mirar atrás, salir de la zona de confort digital y regresar a la vieja escuela de periodismo, esa que aprendimos en la sala de redacción, para replantear algunas actividades profesionales, con ética y valores.

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“Que tú espíritu sea más fuerte”. El mensaje estaba arriba de la cama que tuviste que ocupar por culpa del cáncer, pero te gustó, yo creo que te describía…Tú recuerdo será más fuerte y tú espíritu se mantendrá incólume.
Bien viaje Marta Meza.

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