Según las encuestas que presume András Manuel, se han abatido a cero los indecisos o los que dicen no saber o no contestaron, lo que reflejaría un abatimiento del abstencionismo totalmente inexplicable en una elección donde el enfrentamiento entre candidatos y la mutua descalificación normalmente alejan a los electores de las urnas.

Veamos, MORENA asegura traer una intención de voto por AMLO del 49%, que Anaya trae el 26%, Meade el 17%, Margarita el 7 y el Bronco como 4%, lo que sumado serían 103 %, sin contabilizar a un solo indeciso, pues cualquier porcentaje de estos que hubiera nos llevaría a cifras muy por encima del 100%, lo cual resulta poco menos que imposible.

La explicación de ellos es que AMLO va a arrasar en la elección, porque todo México lo ama, la explicación lógica y real, es que se les pasó la mano, que MORENA no solo se está llevando la tan llevada y traida corrupción del viejo PRI, también se ha llevado las supuestas mañas electorales priistas, esas que “cuenta la leyenda”, que hace muchos años en un país muy, muy lejano, aparecián en las urnas más votos que electores.

Evidentemente que no pongo en duda la posible ventaja del Sr. Lopitos, lo que particularmente no me cuadra son las cifras que se han inventado, por exageradas e inverosímiles, nombre ¡Unos Genios! diría Meade. De acuerdo con esto, que nos digan a quién habrá que quitarle los puntos que rebasan el 100%, yo le quitaría esos puntos a AMLO y unos cuantos más y para que realmente cuadren las cifras y se los daría a la abstención, a los indecisos o al propio Meade, pues no creo tampoco que vaya tan atrás como dicen.

Así las cosas, resulta muy complicado pronosticar un posible desenlace, pues en principio, apenas ha transcurrido la tercera parte de la Campaña que, no hay que olvidar, durará solo 90 días, y faltan aún 2 debates por realizar y en los 54 días que faltan para la jornada electoral pueden suceder muchas cosas, entre otras, como ya está sucediendo desde antier, que los priistas saquen la casta después del “Relanzamiento” de la Campaña con la llegada de René Juárez a la dirigencia Nacional del PRI, así como el cambio de actitud del Dr. Meade, ahora más combativo, propositivo y político, vamos, más cuajado, enjundioso y cabrón.

Por todo ello AMLO no puede aún cantar victoria, sino moderar un poco el discurso para no seguir alejando electores de su espectro y captar indecisos, pues seguramente, antes de ser maquilladas, conoció las cifras reales.