Lugar:
Fuente:
Presencia.mx

​Sin extintores visibles, apenas algunos letreros que indican la ruta de evacuación y sin alarma en caso de algún siniestro es como opera el palacio municipal pese a ser un edificio público que alberga a cientos de trabajadores y que recibe la visita de igual o mayor número de ciudadanos.

En un recorrido por la sede del Gobierno local es fácil notar que no existen extintores o algún tipo de estación contraincendios, por lo que en casi de fuego, hasta la llegada del personal de emergencias es cuando se podría controlar.

Aumenta el peligro con el hecho de que las viejas escaleras principales son la ruta de evacuación más inmediata para las oficinas de la planta alta de la parte frontal del edificio, pues además de que están angostas, lucen ya en malas condiciones.

De acuerdo con una entrevista a personal que labora en este lugar y que ha vivido algún sismo o incidente que los obligara a evacuar las oficinas, tampoco cuentan con algún tipo de alarma o aunque sea una chicharra para alertar a los ocupantes del inmueble sobre la evacuación.

En caso de un temblor, será el instinto de los oficinistas, burócratas y usuarios lo que les guiará a abandonar el recinto y dirigirse hacia el punto de reunión ubicado frente al palacio municipal, junto al parque “Licenciado Benito Juárez García”, pues no existe alguna alarma sonora.

Si ocurriera un incendio, la situación sería aún peor, pues una persona tendría que notar el fuego y el humo para correr la voz y poder evacuar el edificio, pues no hay ningún sistema que permita alertar de forma masiva sobre algún siniestro.

En el departamento de Protección Civil los trabajadores comentaron que ahí sí hay extintores, por lo que sería cuestión de que los elementos se movieran al punto en donde está el fuego para sofocarlo, aunque admitieron que no hay tanques distribuidos por los pasillos y oficinas.

Es decir que el mismo palacio municipal no aprobaría la más mínima revisión de seguridad por parte de algún organismo de Protección Civil, mientras que los trabajadores y ciudadanos acuden al recinto ignorando el potencial peligro que resulta la omisión de estas medidas.