«El movimiento de López Obrador no tiene el propósito de ser un partido más. No es casualidad que se aluda al movimiento por encima del partido. En la amplitud de su convocatoria se percibe una clara intención hegemónica. Su abanico da muestra de su horizonte: no pretende ser un segmento organizado de la sociedad política sino su totalidad o, más propiamente, su síntesis, izquierdas y derechas, ultraizquierdas y ultraderechas, empresarios y líderes sindicales, reformistas, revolucionarios, reaccionarios. Centro, norte y sur. López Obrador ha roto los techos tradicionales de la izquierda. La viscosidad de su discurso le ha permitido ser la tradición y la ruptura, abanderar estatismo y democracia, ser el insulto y el perdón, la restauración y la catapulta. Se le ve la intención de tratar de ser el vehículo político del país auténtico». Es parte de lo que escribe Jesús Silva-Herzog Márquez en la revista «Nexos». Foto de «Letras libres».