*Lleva años construir confianza y apenas unos segundos destruir. Camelot.

DIA TRES LONDRES

Se puede merodear por todo Londres y donde quiera respiras historia. Ahora fui al Parlamento, a las afueritas, aquí no conocen al Peje ni a Anaya ni a ChikiYunes, es el sitio donde los políticos arreglan sus líos y su mundo, y donde la Primera Ministro, Teresa May, intenta ser un ente como aquella poderosa, Margaret Tatcher. Muy resguardado por la policía, muy resguardado desde que hace años los locos terroristas ahora utilizan autos para embestir y matar gente, como una vez los locochones de Al Qaeda utilizaron aviones americanos para estrellarlos en las Torres Gemelas, en un septiembre que nunca se olvidó. Un parteaguas del mundo terrorista. Muchos Bobbys, esos policías efectivos que hacen lo imposible por tener la ciudad segura y en paz. Vi también por afuera las instalaciones del M15, su CIA, su Cisen, el sitio donde tienen a los espías más grandes del mundo, la tierra de James Bond y Sherlock Holmes y Harry Potter. El tráfico no se detiene, hay que ver de un lado y del otro, al piso tienen pintado con cal una leyenda de voltear o a la derecha o a la izquierda, el tráfico por lo regular es de dos avenidas, el que va y el que viene. Hubo muchos atropellados, turistas que venimos de fuera y no sabemos de sus calles, y como su volante es del otro lado, menos. Vi la estatua de Winston Churchill y me atravesé a tomarme la foto. Una réplica igual se envió a Paris, y cerca de los Campos Elíseos ahí está el gordis que los salvó de perder la Guerra con su sangre, sudor y lágrimas y con la ayuda de los americanos, que esos llegan con su poderío militar y terminan apabullando a los contrarios, como hicieron con los alemanes de Hitler. El único error de Eisenhower, Comandante en Jefe de los Aliados, fue dejar que los rusos tomaran Berlín, cuando el general George Patton estaba a las puertas de la ciudad vencida, donde los rusos crearon muerte, violaciones y desolación, ese error le costó la Guerra Fría, pues los mismos comunistas se ensañaron con la Alemania, dividida Berlín por las fuerzas de ocupación. Churchill luchó a su manera, como luchó De Gaulle con la Resistencia Francesa, al que no le hacían caso y terminaron por reconocerle. La historia de esa Guerra les persigue. En el Metro, que apenas abordamos, les decía a mis nietos pequeños que la gente de Londres lo utilizaba como refugio, cuando las bombas caían a racimos. Todo es historia aquí. De guerras y de reyes y reinas.

CON LA REINA ISABEL

Se ve poca televisión, andar de pata de perro conlleva a que, se llega muy cansado al cuarto, y apenas da tiempo de escribir estas líneas cuando le robo un poco al sueño para compartir con los lectores estas andanzas. Me hospedo en el hotel Park Plaza, cuarto 622. En la Plaza County y Hall London, donde está su Ayuntamiento. Muy peatonal y muy cercano a la Abadía, donde hace dos días al disponernos a entrar nos encontramos con que la reina Isabel, Chabelita pa los cuates, ahí estaba. Pensé iba a echar una rezada a uno de sus antepasados, pues allí tiene sepultado a varios de los suyos. No. La guardia que puso barreras y cuidan a Su Majestad, informaban que iba porque inauguraba en estos días su Jubileo de Diamantes, pues lleva gobernando tantos años que hasta la cuenta perdimos, desde aquel 2 de junio de 1953 cuando fue coronada a la muerte de su padre, el Rey Jorge VI, serie histórica de Netflix. Véanla, ahí está parte de su reinado. Reina que no quiere abdicar ni entregar el cuerpo y ser recibida por San Pedro, y el pobre hijo sufre, porque la edad se le viene encima, sin carnaval ni comparsa. Ha visto pasar a 13 presidentes americanos, desde Truman hasta el locochón racista de Trump. Muchos ingleses quieren que se brinque la sucesión y sea el nieto el nuevo rey. Al principio no lo creímos, pero fue cierto, media hora después de estar a la espera unas 200 personas, de repente se abrieron los mares y salió en su Rolls Royce de auto oficial. Mi nieta Marijo, de 10 años, que se había colado a primera fila la filmó, clarita se ve a la Reina saludando, subí al Facebook el video de escasos 46 segundos y cuando la reina partió entramos, pero, oh desilusión, la Abadía de Westminster no abriría hasta el otro día, paseamos sus jardines del patio trasero y a caminar a otros lados. Los precios son para desmayarse. Alguien que fuma del grupo, me dijo que la cajetilla de cigarros le costó 360 pesos, para apretarse los cachetes y dejar de fumar. Una corrida de taxi, normal, 390 pesos. La cerveza, 3.50 libras al igual que una Coca Cola, la chispa de la vida. Una hamburguesa, 12. Es la ciudad más cara del mundo, más que Paris y más que cualquiera estadounidense. Todo porque la libra esterlina está contra 28 pesos de uno de los nuestros. Así nomás.

COMO SIEMPRE PERDIMOS

Anoche mismo, en lo que celebrábamos una Boda Real de mi sobrina y su inglés marido, historia que mañana les platico, por el twiter vi que la selección mexicana de fútbol del inútil Juan ‘Cambios’ Osorio, que no sé qué es peor, si él o el consentido secretario del socavón de Peña Nieto, Gerardo Ruiz Esparza, este par der hombres tienen una similitud, son tercos y muy endejos. México perdió como casi siempre, eso nos lleva a pensar que ahora, cuando inauguremos el Mundial contra Alemania, no nos vayamos a suicidar lanzándonos por las ventanas, o agarrarla contra la esposa porque se atravesó en la tele a la hora que los alemanes nos metan un gol, eso es todo lo que llevamos y quizá una chispa de algún Hirving Lozano por ahí, nos saque del atolladero. No tenemos más, no echemos las campanas al vuelo, terminemos y corramos a este entrenador que solo vienen a llevarse millones de dólares por sus inútiles contrataciones. La culpa es de los dueños de clubes, que están sujetos a lo que les dicten las televisoras, y un poco del Supremo Gobierno, aunque Peña anda viendo cómo sale de los líos de Odebrecht y OHL, compañías consentidas de este gobierno. Justino Compeán, antes, y Decio de María, ahora, que ya se va, han llevado al fútbol mexicano a tener muchísimos jugadores extranjeros alineando, lo que no da oportunidad a que los jóvenes jueguen, y de allí a sufrir porque no hay tela de donde cortar. Esperemos, pero como dijo Gómez Morín, padre del panismo: “Que no haya ilusos para que no haya desilusionados”.

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