«Jesús Reyes Heroles hasta la fecha es una persona, en política, imposible de sustituir. Venía a Veracruz, lo esperaba en el aeropuerto, yo le avisaba al gobernador que venía el presidente del partido. Don Jesús no quería que nadie se enterara; del aeropuerto nos íbamos al restaurante Prendes, le gustaba mucho el caldo largo de pescado, degustar buenos vinos y pasar una tarde deliciosa. Finalmente algunos amigos periodistas se enteraban y ya llegaban a saludarlo, a platicar con él en un buena sobremesa. Fue un gran personaje, un gran político, un gran mexicano». Es una anecdota que contó hará unos dos años Manuel Ramos Gurrión y que publica Esaú Valencia en «Cambio Digital».