1) El alma tenías tan clara y abierta.
El alma tenías.. tan clara y abierta.. Que yo nunca pude.. Entrarme en tu alma.. Busqué los atajos.. Angostos, los pasos.. Altos y difíciles.. A tu alma se iba.. Por caminos anchos.. Preparé alta escala.. Soñaba altos muros.. Guardándote el alma.. Pero el alma tuya.. Estaba sin guarda.. De tapial ni cerca.. Te busqué la puerta.. Estrecha del alma.. Pero no tenía.. De franca que era.. Entradas tu alma.. ¿En dónde empezaba?.. ¿Acababa, en dónde?.. Me quedé por siempre.. Sentado en las vagas.. Lindes de tu alma».
2) ¡Cómo me dejas que te piense!
¡Cómo me dejas que te píense!.. Pensar en ti no lo hago solo, yo.. Pensar en ti es tenerte.. Como el desnudo cuerpo ante los besos.. Todo ante mi, entregada.. Siento cómo te das a mi memoria.. Cómo te rindes al pensar ardiente.. Tu gran consentimiento en la distancia.. Y más que consentir, más que entregarte.. Me ayudas, vienes hasta mi, me enseñas.. Recuerdos en escorzo, me haces señas.. Con las delicias, vivas, del pasado.. Invitándome.. Me dices desde allá.. Que hagamos lo que quiero.. Unirnos al pensarte.. Y entramos por el beso que me abres.. y Pensamos en ti, los dos, yo solo».