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EFE

El Senado de Argentina comenzó a discutir hoy el proyecto de legalización del aborto, en medio de una polémica provocada por la vicepresidenta Gabriela Michetti, quien rechazó la interrupción voluntaria del embarazo incluso en los casos de menores de edad que fueron violadas.

La iniciativa, que ya fue aprobada en la Cámara de Diputados, permite el aborto hasta la semana 14 de gestación, sin mayores requisitos que la voluntad de las mujeres que lo soliciten.

El camino legislativo de esta ley, que puede confirmar a Argentina como un país a la vanguardia de los derechos sociales, culminará el próximo 8 de agosto, en una histórica sesión especial que realizarán los senadores.

Para llegar a ese momento, a partir de hoy y durante cuatro semanas se realizarán audiencias con médicos, especialistas de diversas ramas, y activistas a favor y en contra, que serán escuchados por los legisladores de las comisiones de Asuntos Constitucionales, Salud y Justicia.

El Senado puede aprobar el proyecto que vino de la Cámara de Diputados sin cambios, que es lo que quieren quienes están a favor de la legalización, rechazarlo por completo o modificarlo.

La votación hasta ahora es una incógnita, ya que se calcula que hay un empate de 30 senadores a favor y 30 en contra de la iniciativa, por lo que serán los 12 legisladores restantes quienes inclinarán la balanza en uno u otro sentido.

En su calidad de vicepresidenta, Michetti también es presidenta del Senado, y en un caso de empate su voto sería decisivo, aunque de antemano se sabe que será negativo.

El problema es que Michetti dejó a un lado la institucionalidad y, en lugar de mostrarse neutral en la discusión dado su cargo, comenzó a militar en contra de la ley e incluso intentó manipular su discusión parlamentaria.

Desde el fin de semana, la vicepresidenta fue objeto de críticas debido a la insensibilidad que mostró en una entrevista en el diario La Nación en la que rechazó incluso las causales que permiten el aborto en Argentina desde 1921.

Ese año se despenalizó la interrupción voluntaria del embarazo si es resultado de una violación y si está en riesgo la vida del feto. Sin embargo, en la entrevista Michetti dijo que a las mujeres violadas, incluso si son menores de edad, no se les debería permitir abortar.

“Entiendo el drama que significa (la violación), pero hay tantos dramas en la vida que uno no puede solucionar lo que no me parece porque exista ese drama, digamos que a uno se le terminó la vida. O sea, podés dar en adopción el bebé y no te pasa nada”, afirmó.

La vicepresidenta agregó que las mujeres violadas podrían dar a sus hijos en adopción o “ver qué te pasa en el embarazo, trabajar con psicólogo, no sé… eliminar a una persona ya concebida y no dejarla vivir, frente a ocho o nueve meses de embarazo, la verdad, no me parece”.