Todo surgió cuando AMLO aceptaba la candidatura a la presidencia por el hoy desaparecido Partido Encuentro Social, cuando mencionó que no sólo busca el bienestar material, sino también el bienestar del alma. A partir de ese momento, además de lograr que Benito Juárez se revolviera en su tumba, inquieto y avergonzado por las palabras el candidato presidencial, se desató una polémica que no termina sobre este proyecto moralizador de México.

No faltan los malquerientes diciendo que éste es uno de los temas distractores de la opinión pública en México y que saldrá a la luz cuando las cajas chinas no funcionen correctamente. Otros más, se envuelven en la bandera de estado laico e insisten en que la autoridad puede buscar el bienestar material, pero los asuntos de ética y moral competen a cada persona en particular, y que los valores varían en función de cada persona, aunque hay algunos que se consideran universales, aunque cuando se pasa a los detalles, ahí es dónde el demonio mete la mano y resulta casi imposible ponerse de acuerdo.

En la mencionada toma de protesta como candidato, López Obrador dijo que la Constitución Moral se haría en el marco de un diálogo ecuménico, interreligioso, de religiosos y no creyentes, con el fin de moralizar a México. Una vez creada, lanzará el compromiso de fomentarla con valores por todos los medios posibles, y su propósito no es sólo frenar la corrupción política y moral, sino establecer las bases para una convivencia futura, sustentada en el amor y en hacer el bien, para alcanzar la verdadera felicidad. Mencionó incluso que la base, sería la Cartilla Moral de Alfonso Reyes, de 22 cuartillas, propuesta para mejorar al país, la cual se puede consultar en: https://es.slideshare.net/EdgarRHStifler/cartilla-moral-pdf-alfonso-reyes

Curiosamente Alfonso Reyes suponía que la moral de los pueblos civilizados está toda contenida en el Cristianismo, y propone que el bien es obligatorio para creyentes y no creyentes. Planta que la moral es una constitución no escrita que obliga al creyente y al no creyente. Establece que la moral obliga a una serie de respetos (sic), comenzando con el respeto a nuestra persona; a la familia y establece del hijo al padre y del padre al hijo; respeto a la sociedad humana en general, y discrimina a quienes no obedezcan las costumbres consideradas como necesarias, rechaza lo extravagante, lo que moleste a los demás; Respeto a la patria; Respeto a la especie humana, resumido en la regla de oro, y aclara que romper vidrios, ensuciar paredes, destrozar jardines, tirar a la basura cosas aprovechables, todos son actos de salvajismo o de maldad; Respeto a la naturaleza.

El que un presidente de la República se comprometa a convocar a Filósofos, Antropólogos, Psicólogos, especialistas, escritores, poetas, activistas, indígenas, líderes de diferentes religiones para crear esa Constitución Moral y moralizar a México. Representa en pleno siglo XXI un peligro mayúsculo contra las libertades y los derechos humanos. El mundo ha avanzado mucho desde 1944 cuando Alfonso Reyes proponía su cartilla moral. Hoy cada uno de los temas que tendrían que abordarse por fuerza en la constitución moral de los Estados Unidos Mexicanos y sus leyes reglamentarias, implicarían generalizar dónde no existe la generalización, homogeneizar a una sociedad intrínsecamente heterogénea, y quizá lo más grave de todo, imponer los valores de unos cuantos a la sociedad en general.

Si el tema pudiera tomarse a broma, diría que aceptamos regresar al México de los 70´s, no al de los 40´s. Pero mejor hablando en serio, hoy con el reconocimiento de que el respeto a la diversidad sexual, religiosa, social, de vestir, de actuar, de hablar, política, económica, etc., es un derecho humano, pensar en una regla que norme la moral de la república suena muy extraño. ¿Cuál moral habrá de aplicarse? Hay una universal que es el respeto a los demás, esa de que mis derechos terminan donde comienzan los derechos de mi prójimo, pero más allá de eso, no me imagino las discusiones bizantinas respecto a cada tema en específico.

Las bancadas de Morena en la mayoría de los estados se han manifestado progresistas (no me pidan definir progresista, quizá con ideas modernas) como en Veracruz, dónde se ha evitado definir a la familia como la unidad de un hombre casado con una mujer y la progenie generada de esa unión. Algo que definitivamente está dentro de la agenda de los ex integrantes del partido encuentro social, y de un sector significativo de la sociedad mexicana.

¿Quién va a definir lo que es una familia? ¿Quién va a definir cuáles valores serán obligatorios para toda la sociedad mexicana? ¿Acaso todos esos mexicanos con graves heridas generadas por la guerra del narcotráfico, cambiarán de la noche a la mañana? ¿Será más importante crear una Constitución Moral o mejor buscar la pacificación y reconciliación nacional? ¿Es posible después de una elección que tanto separó, tanto ofendió y tanto hirió a ganadores y perdedores?

Son muchas preguntas, que yo prefiero dejar sin contestar y pensar que esa Constitución Moral fue una ocurrencia, y que el pragmatismo que se ha visto en el nuevo gobierno en otras cuestiones como es el caso del análisis del proyecto del nuevo aeropuerto de la ciudad de México, llegue también a este tema, y cuando mucho se trate de establecer alguna norma de ética en el quehacer público, acompañada por las sanciones correspondientes en la ley, y que nos olvidemos de una norma moral obligatoria para todos los mexicanos, la cual no daría tiempo ni en diez sexenios generar, aplicar y vigilar en su cumplimiento.

Dejo nada más una pregunta al final de esta colaboración ¿Es moral dejar en CFE a Bartlett después del repudio de tantos mexicanos, sea culpable o no de lo que se le acusa? ¿Se hará la voluntad popular o la del presidente? ¿Sabe el pueblo lo que es mejor para el pueblo? ¿Lo sabe el próximo presidente?

www.josecobian.blogspot.mx elbaldondecobian@nullgmail.com @jmcmex